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DIÁLOGO DE TIMEO POR PLATON.



                                                     

...Antes del cuerpo del mundo, Dios había formado ya el alma del mismo, esta alma racional de que ya se ha hablado; porque ella es primera por su nacimiento, así como por su virtud. De la esencia indivisible y de la esencia divisible mezcladas, formó una tercera esencia intermedia ; después mezcló esta esencia intermedia con las otras dos, con lo mismo y con lo otro; después dividió esta esencia en partes, compuestas todas de lo mismo y de lo otro y de la esencia intermedia; después combinó estas partes en proporciones numéricas; después cortó la mezcla definitiva en dos bandas, cruzó estas dos bandas, dobló sus extremidades en círculos, imprimió al círculo exterior el movimiento de la naturaleza de lo mismo, y al círculo interior el movimiento de la naturaleza de lo otro, y dio la supremacía al primero de estos movimientos. Y esta fué el alma del mundo.

 Según que encuentra en su doble movimiento las cosas que subsisten ó las cosas que pasan, y expresa su opinión sobre las unas ó las otras, tiene opiniones sólidas y verdaderas, ó la inteligencia y la ciencia perfecta. Ahora bien. Dios puso esta alma en el cuerpo del universo, ó más bien, puso el cuerpo del universo en esta alma, haciendo que sus centros coincidieran ; y de esta manera resultó acabado y completo el animal racional, que es el mundo. 

Pero siendo el modelo del mundo un animal eterno, faltábale al mundo participar de esta eternidad, en la proporción que permite su naturaleza. Dios le dio el tiempo, móvil imagen de la inmoble eternidad, y colocó en el cielo, en el círculo de la naturaleza de lo otro, el sol, la luna y los otros cinco astros errantes, destinados á fijar y mantener los números que le miden. Pero siendo el modelo del mundo un animal inteligible, que comprende todos los animales inteligibles particulares, faltaba al mundo todavía comprender todos los animales visibles particulares. Los hay de cuatro especies; la raza celeste de los dioses, la raza que vuela por los aires, la raza que nada en las aguas, la raza que marcha sobre la tierra. 

Dios dio sucesivamente al mundo estas cuatro razas. Formó primero la especie divina, y la formó del fuego principalmente, para que fuese brillante y bella; la hizo perfectamente redonda, para que se pareciese al universo; y la concedió la inteligencia del bien, para que marchase de acuerdo con este mismo universo. Estos dioses, dotados de un doble movimiento de rotación y de traslación, fueron dispersados por toda la extensión de los cielos; animales divinos que se distinguen entre los astros por la regularidad de su carrera. En cuanto á las tres especies mortales, no pudiendo formarlas con sus propias manos, sin hacerlas iguales á los dioses, encomendó á éstos ese cuidado. Como los hombres debían unir á una parte mortal otra inmortal y divina, Dios confió la semilla de esta última á los dioses subalternos. Los dioses subalternos se pusieron á la obra...  

...Tal es el universo en toda la perfección de que es susceptible, y tal es su verdadero origen. Sí, estos son el universo y su origen, pero sólo bajo el punto de vista de la inteligencia que ha presidido á su formación. Pero la inteligencia no obra sola; hay que dar su parte á la necesidad. Es preciso tomar las cosas desde el principio, para dar una nueva y más completa explicación. Por lo pronto no se han distinguido mas que dos cosas, el modelo, que es inteligible, y la imitación, que es visible; en-otros términos, el ser y la generación; y ahora hay que añadir un tercero, que es como el receptáculo y la nodriza de todo lo que pasa ó deviene. En efecto, el fuego, el agua, el aire, la tierra, todos los cuerpos mudan y pasan sin cesar de un estado á otro estado...


La Creación




El proceso de la construcción es algo que realmente me conmueve, ya que, desde el diseño hasta su finalización, todo proyecto de construcción importante refleja la obra del Maestro Creador. De hecho, la Creación del planeta Tierra y de la vida en él es la base de toda aptitud creativa. Todo lo que el hombre crea es posible sólo gracias a nuestro divino Creador. La gente que diseña y construye recibe vida y capacidad del Creador; y todos los materiales que se utilizan en la construcción de un edificio son, después de todo, derivados de los ricos recursos de la tierra. El Señor declaró: “…la tierra está llena, y hay suficiente y de sobra; sí, yo preparé todas las cosas”1.
Es difícil para la mente mortal comprender la majestuosidad de la Creación. Es mucho más fácil para nosotros pensar en cosas buenas para comer o en cosas divertidas para hacer. No obstante, me gustaría que hiciéramos un esfuerzo mental a fin de pensar en cosas que sean más difíciles de alcanzar. La creación del hombre y de la mujer fue algo maravilloso y extraordinario2, del mismo modo que lo fue la creación de la tierra como el lugar de su morada mortal.
Toda la Creación fue planeada por Dios. Se convocó en el cielo un concilio en el cual nosotros participamos3. Allí, nuestro Padre Celestial anunció Su divino plan4, al cual también se le llama el plan de felicidad5, el plan de salvación6, el plan de redención7, el plan de la restauración8, el plan de la misericordia9, el plan de redención10 y el evangelio eterno11. La finalidad del plan es proporcionar a los hijos espirituales de Dios la oportunidad de progresar hasta alcanzar una exaltación eterna.

...El plan requería la Creación, lo que, a su vez, requirió la Caída y la Expiación. Éstos son los tres componentes fundamentales del plan. La creación de un planeta paradisíaco provino de Dios12; la mortalidad y la muerte llegaron al mundo como consecuencia de la caída de Adán13, y la inmortalidad y la posibilidad de la vida eterna las suministró el sacrificio expiatorio de Jesucristo14. La Creación, la Caída y la Expiación se planearon mucho antes de que se comenzara en sí la obra de la Creación...

...Toda fase de la Creación fue bien planeada antes de que se llevara a efecto. Las Escrituras nos dicen que Dios el Señor creó todas las cosas… “espiritualmente… antes que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra”21.

La creación física en sí se organizó durante etapas ordenadas de tiempo. En Génesis22 y en Moisés23, a estas etapas se les llama días, pero en el libro de Abraham, a cada período se le llama ocasión y vez24. Ya sea que se le llame un día, una ocasión o vez, o época, cada una de las fases consistió en un período entre dos eventos identificados, o sea, una división de la eternidad25.
El período uno comprendió la creación de los cielos atmosféricos y de la tierra física, la que culminó con el surgimiento de la luz y de la obscuridad26...

...Esta tierra es sólo una de las muchas creaciones sobre las cuales Dios preside. “Y he creado incontables mundos”, dijo Él, “y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado”40. En su magnificencia, el planeta Tierra es parte de algo aún más grandioso: es parte del gran plan de Dios. Abreviando, la tierra se creó para que las familias fuesen; las Escrituras explican que marido y mujer “serán una sola carne, y todo esto para que la tierra cumpla el objeto de su creación”41...

...Con el tiempo, “la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca”47. A la segunda venida del Señor, la tierra volverá a ser cambiada; volverá a su estado paradisíaco y será renovada; habrá un cielo nuevo y una tierra nueva48...


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REFERENCIAS::

  1. D. y C. 104:17.
  2. Véase “The Magnificence of Man”, Ensign, enero de 1988, págs. 64–69; “We Are Children of God”, Ensign, noviembre de 1998, págs. 85–87.
  3. Véase Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 430–431, 453.
  4. Véase 2 Nefi. 9:13; Alma 34:9; Abraham. 3:22–27.
  5. Véase Alma 42:8, 16.
  6. Véase Jarom 1:2; Alma 24:14; 42:5; Moisés 6:62.
  7. Véase Jacob 6:8; Alma 12:25–34; 17:16; 18:39; 22:13; 29:2; 34:16, 31; 39:18; 42:11–13.
  8. Véase Alma 41:2.
  9. Véase Alma 42:15, 31; 2 Nefi 9:6.
  10. Véase 2 Nefi 11:5.
  11. Véase Apocalipsis 14:6; D. y C. 27:5; 36:5; 68:1; 77:8–9, 11; 79:1; 84:103; 99:1; 101:22, 39; 106:2; 109:29, 65; 124:88; 128:17; 133:36; 135:3, 7; 138:19, 25; José Smith--Historia 1:34.
  12. La revelación de los últimos días afirma que Miguel (conocido también como Adán; véase D. y C. 27:11; 107:54; 128:21) también participó en el proceso de la creación.
  13. Véase 2 Nefi 2:25; Moisés 6:48; TJS Génesis 6:49.
  14. Véase 2 Nefi. 2:21–28.
  15. “Discourse on Abbatôn by Timothy, Archbishop of Alexandria”, en Coptic Martyrdoms etc. in the Dialect of Upper Egypt, editor y traductor E. A. Wallis Budge (1914), pág. 482. Timothy, Arzobispo de Alejandría, murió en 385 de nuestra era. Véase también Liahona, abril 2000, pág.
  16. Véase Juan 3:16; 10:14–15, 17–18.
  17. Moisés 1:39.
  18. Véase 3 Nefi 27:13.
  19. Para un estudio exhaustivo de las profecías de los profetas concernientes a Cristo, véase D. Kelly Ogden y R. Val Johnson, “All the Prophets Prophesied of Christ,” Ensign, enero de 1993, págs. 31–37; Liahona, abril de 1994, págs. 10–18.
  20. Véase 2 Nefi. 9:20–27; Mosíah 26:21–23; D. y C. 138:19.
  21. Moisés 3:5; véase 6:51.
  22. Véase Génesis 1:5–23.
  23. Véase Moisés 2:5–3:3.
  24. Véase Abraham 4:8–5:3.
  25. Abraham compara un día del tiempo del Señor a 1.000 años (véase Abraham 3:4).
  26. Véase Génesis 1:1–5; Moisés 2:1–5; Abr. 4:1–5.
  27. Véase Génesis 1:6–8; Moisés 2:6–8; Abraham 4:6–8.
  28. Véase Génesis 1:9–13; Moisés 2:9–13; Abraham 4:9–13.
  29. Véase Génesis 1:14–19; Moisés 2:14–19; Abraham 4:14–19.
  30. Véase Henry Eyring, “World of Evidence, World of Faith”, en Of Heaven and Earth, ed. y comp. David L. Clark, 1998, pág. 59.
  31. Abraham 4:21.
  32. Véase Génesis 1:20–23; Moisés 2:20–23; Abraham 4:22–23.
  33. Véase Génesis 1:24–31; Moisés 2:24–31; Abraham 4:24–31.
  34. Abraham 4:26–27.
  35. Nótese que el Señor llamó al primer hombre y mujer “Adán” (véase Génesis 5:2; Moisés 6:9).
  36. Génesis 1:28; Moisés 2:28; véase también Abraham 4:28; TJS, Génesis 1:30.
  37. Véase Génesis 2:1–3; Moisés 3:1–3; Abraham 5:1–3.
  38. Véase Salmos 100:3.
  39. Salmos 104:24.
  40. Moisés 1:33; véase también D. y C. 76:23–24.
  41. D.y C. 49:16.
  42. Véase D. y C. 128:15.
  43. Véase D. y C. 2:2–3; 49:17; 138:48; JS–H 1:39.
  44. Véase D. y C. 128:18.
  45. D. y C. 101:32–34.
  46. D. y C. 121:30–31.
  47. Artículos de Fe 1:10.
  48. Véase Apocalipsis 21:1; Éter 13:9; D. y C. 29:23–24.
  49. D. y C. 84:109.
  50. D. y C. 84:110.
  51. D. y C. 84:110; véase también 1 Corintios 12:14–26.
  52. Véase Salmos 116:15; Alma 42:8.
  53. Véase D. y C. 59:20–21.
  54. El Señor nos ha confiado el cuidado de la tierra. Él dijo: “Porque conviene que yo, el Señor, haga a todo hombre responsable, como mayordomo de las bendiciones terrenales que he dispuesto y preparado para mis criaturas. Yo, el Señor, extendí los cielos y formé la tierra, hechura de mis propias manos; y todas las cosas que en ellos hay son mías. Y es mi propósito abastecer a mis santos, porque todas las cosas son mías” (D. y C. 104:13–15; véase también Apocalipsis 7:3).
  55. Véase Juan 13:34–35; 15:12; Romanos 12:10–13:8; Gálatas 5:13; 1 Tesalonicenses 4:9; 1 Juan 3:11–4:12; Mosíah 4:15; D. y C. 88:123.
  56. Véase TJS, Mateo 6:38.
  57. Véase Romanos 2:7; D. y C. 75:5; 128:12; 132:19–24.

2 comentarios:

  1. Impresionante información, cuando es tocado por la revelación del Señor, muy avanzado para su tiempo.

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