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Apresurar la obra de historia familiar y la del templo. HOWARD W. HUNTER.

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Los templos son sagrados debido a que hay una comunicación más cercana entre el Señor y quienes reciben las ordenanzas más elevadas y sagradas del santo sacerdocio. En el templo es donde las cosas de la tierra se unen con las del cielo… La gran familia de Dios será unida por medio de las ordenanzas salvadoras del Evangelio. El propósito del templo es realizar la obra vicaria por los muertos y las ordenanzas por los vivos 6. El Evangelio que los Santos de los Últimos Días proclaman al mundo es el evangelio de Jesucristo, tal como fue restaurado en la tierra en esta dispensación, y es para la redención de toda la humanidad. El Señor mismo ha revelado lo que es esencial para la salvación y la exaltación de Sus hijos y uno de esos elementos esenciales es la construcción de templos para llevar a cabo las ordenanzas que no se pueden efectuar en ningún otro lugar. Cuando les explicamos este concepto a las personas que acuden de todas partes del mundo para admirar nuestros templos, la pregunta que hacen con más frecuencia es: ¿Cuáles son las ordenanzas que se efectúan en los templos? 

El bautismo por los muertos 

Como respuesta, por lo general les explicamos primeramente la ordenanza conocida como el bautismo por los muertos, aclarando que muchos cristianos creen que al tiempo de morir ya queda establecida para la eternidad nuestra condición ante el Señor, porque, ¿no le dijo Cristo a Nicodemo: “…De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”? (Juan 3:5). Sin embargo, sabemos que muchos han muerto sin la ordenanza del bautismo y, por tanto, si aceptamos la declaración que Cristo le hizo a Nicodemo, éstos no podrían entrar en el reino de Dios. A raíz de ello, surge la pregunta: ¿Es justo Dios?

La respuesta es: ¡Naturalmente que Dios es justo! Es obvio que la declaración del Salvador a Nicodemo da por sentado que se pueden llevar a cabo bautismos por aquellos que han muerto sin haber sido bautizados. Los profetas de los últimos días han afirmado que el bautismo es una ordenanza terrenal que únicamente la pueden efectuar las personas que aún viven. Por lo tanto, ¿cómo pueden recibir el bautismo los muertos si sólo los vivos pueden efectuar esa ordenanza? Ése fue el tema de la epístola del apóstol Pablo a los corintios cuando hizo la pregunta: 

“De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?” (1 Corintios 15:29). 

¿Parecería razonable que las personas que han vivido sobre la tierra y murieron sin tener la oportunidad de bautizarse se vean privadas por toda la eternidad? ¿Existe algo irrazonable en que los vivos efectúen los bautismos por los muertos? Quizás el ejemplo más grandioso de la obra vicaria por los muertos es el Maestro mismo. Él dio Su vida como una expiación vicaria, a fin de que todos los que mueran vivan nuevamente y tengan vida eterna. Hizo por nosotros lo que nosotros mismos no podríamos hacer. En una manera similar podemos efectuar ordenanzas por aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlo durante su vida.

La investidura

La investidura es otra ordenanza que se lleva a cabo en nuestros templos, la cual se compone de dos partes: primero, una serie de instrucciones; y segundo, promesas o convenios que hace la persona que recibe la investidura: promesas de vivir rectamente y de acatar los requisitos del evangelio de Jesucristo. La investidura es una ordenanza que brinda grandes bendiciones a los santos, tanto vivos como muertos; por eso, es también una ordenanza que los vivos efectúan en beneficio de los que ya han fallecido, y para los cuales la obra bautismal ya se ha llevado a cabo. 

El matrimonio celestial 

Otra ordenanza del templo es el matrimonio celestial, en donde la esposa es sellada a su marido, y éste es sellado a ella por la eternidad. Sabemos, por supuesto, que los matrimonios civiles acaban con la muerte, pero los matrimonios eternos, que se efectúan en el templo, pueden existir para siempre. Los hijos que le nazcan a una pareja después de contraer matrimonio eterno son automáticamente sellados a sus padres por la eternidad. En cambio, si los hijos nacen antes de que la esposa esté sellada a su marido, existe una ordenanza de sellamiento en el templo por medio de la cual esos hijos pueden ser sellados a sus padres por la eternidad. De la misma forma, los hijos pueden ser sellados vicariamente a padres que ya hayan fallecido… 

Todas estas ordenanzas del sacerdocio efectuadas en el templo son esenciales para la salvación y la exaltación de los hijos de nuestro Padre Celestial.

No hay duda de que los que estamos de este lado del velo tenemos una gran obra que llevar a cabo… [Lo] que la edificación de templos encierra es de gran importancia, tanto para nosotros como para la humanidad, y nuestras responsabilidades son bastante claras. Debemos efectuar las ordenanzas del sacerdocio en el templo, las que son esenciales para nuestra propia exaltación; luego debemos realizar esa misma obra esencial para los que no tuvieron la oportunidad de aceptar el Evangelio en vida. El llevar a cabo la obra en favor de otras personas se logra en dos pasos: primero, mediante la investigación de historia familiar con el fin de buscar a nuestros antepasados; y, segundo, al efectuar las ordenanzas del templo para brindarles las mismas oportunidades que se les brindan a las personas que viven. 

No obstante, hay muchos miembros de la Iglesia que tienen acceso limitado a los templos; ellos hacen lo que está al alcance de sus posibilidades, haciendo investigación de historia familiar para que otras personas lleven a cabo la obra de las ordenanzas del templo. Y, viceversa, hay miembros que llevan la obra a cabo en el templo, pero no investigan la historia familiar de su propio árbol genealógico. Estos últimos, a pesar de que efectúan un servicio divino al prestar ayuda a los demás, se privan de la bendición de buscar a sus propios parientes fallecidos, tal como lo han mandado divinamente los profetas de los últimos días.

El propósito de la obra de historia familiar es hacer que las bendiciones del templo estén al alcance de todos, tanto vivos como muertos. Al asistir al templo y efectuar la obra por los muertos, adquirimos un sentido profundo de alianza con Dios y una mayor comprensión de Su plan para la salvación de la raza humana. Aprendemos a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. En verdad, no hay otra obra que se compare a la que se realiza en el templo.


 Seamos valientes para apresurar nuestra obra de historia familiar y del templo 

Al llevar a cabo la obra en [el] templo a favor de aquellos que han fallecido, recordamos el consejo inspirado del presidente Joseph F. Smith, que declaró: “Mediante nuestros esfuerzos en bien de ellos, las cadenas del cautiverio caerán de sus manos y se disiparán las tinieblas que los rodean, a fin de que brille sobre ellos la luz y, en el mundo de los espíritus, sepan acerca de la obra que sus hijos han hecho aquí por ellos, y se regocijen” [en Conference Report, octubre de 1916, pág 6.

Esta obra sagrada [la obra de historia familiar y del templo] tiene un lugar prominente en el corazón y en la mente de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce. Hablo en nombre de todas las Autoridades Generales cuando agradezco a los que han hecho contribuciones valiosas al proveer ordenanzas salvadoras a los que han pasado del otro lado del velo… Estamos agradecidos con el ejército de voluntarios que hacen avanzar esta gran obra por todo el mundo. Gracias a todos por lo que están haciendo tan bien. 

El profeta José Smith declaró: “La responsabilidad mayor que Dios ha puesto sobre nosotros en este mundo es ocuparnos de nuestros muertos” [Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 507]. También dijo:… “Los miembros de la Iglesia que desatiendan ese deber en bien de sus parientes muertos ponen en peligro su propia salvación” [Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 503]. 

Habiendo captado la misma visión de esa importante revelación, el presidente Brigham Young dijo: “Tenemos una obra que realizar que es tan importante en su esfera como la obra del Salvador lo fue en su esfera. Nuestros padres no pueden ser perfeccionados sin nosotros y nosotros no podemos ser perfeccionados sin ellos. Ellos han hecho su obra y ahora duermen. Ahora se nos ha llamado a hacer la nuestra, la cual ha de ser la obra más grande que el hombre haya llevado a cabo sobre la tierra” (Discourses of Brigham Young, selecciones de John A. Widtsoe, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1941, pág. 406).

Todo profeta que ha dirigido esta Iglesia desde la época de José Smith hasta el presente ha repetido esta misma verdad sublime. Guiada por esas verdades, la Iglesia ha participado desde el principio de esta dispensación en la obra de salvación y exaltación para todos los hijos e hijas de Dios, independientemente de cuándo vivieron en la tierra. Los que vivimos en este tiempo somos los que Dios nombró desde antes de nacer para ser Sus representantes en la tierra en esta dispensación. Somos de la casa de Israel. En nuestras manos se encuentran los poderes sagrados de ser salvadores en el monte de Sion en los últimos días [véase Abdías 1:21]. 

En lo referente a la obra del templo y de historia familiar, tengo un mensaje de suma importancia: Esa obra debe acelerarse. La obra que queda por hacer es enorme y escapa a la comprensión humana. El año pasado... efectuamos investiduras en forma vicaria por unos cinco millones y medio de personas, pero durante ese año murieron unos cincuenta millones. Esto podría sugerir que la obra frente a nosotros es inútil, pero no podemos pensar en ello. Sin duda el Señor nos apoyará si hacemos nuestro mejor esfuerzo en cumplir el mandamiento de efectuar la investigación de historia familiar y la obra del templo. La gran obra de los templos, y todo lo que la apoya, debe expandirse. ¡Es imprescindible que se haga!… Mis queridos hermanos y hermanas, que seamos valientes para apresurar nuestra obra de historia familiar y del templo

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