VEN, SÍGUEME MARZO DEL 2020 EL OBRA EN MI PARA QUE YO HAGA SU VOLUNTAD
Ya estamos
una vez más en otra lección de ven, sígueme de escuela dominical 2020, de ante
mano les pido disculpas por si se llegan a colar ruidos extras, el día de doy
anda un vecino paseando a sus perros y ya sabrán, el relajo que se arma con los
perros de la cuadra. Me esforzare en editar lo mejor que pueda el audio.
Les damos las gracias por sus comentarios en el canal y en las distintas redes
sociales, también por suscribirse y compartir nuestros aportes, recientemente
superamos la cifra de los 2000 suscriptores
y es agradable saber que les gusta lo que hacemos.
La lección que les traemos se llama: El obra en mí para que yo haga su voluntad.
Esta clase abarca los libros de Enós, Omni Y las Palabras de Mormón.
Es una lección muy buena, ya que todos debemos de preguntarnos ¿Señor, que
deseas que yo haga?
¿Qué precio estaríamos dispuestos a pagar para conocer al Señor y tener con El
una relación personal? ¿Cuáles serían los elementos esenciales de ese precio?
Enós respondió a todas esas preguntas basándose en su propia experiencia
personal. Él nos dio la fórmula para conocer al Señor, cambiarnos y obtener un
profundo amor por El y por sus hijos. Hermanos,
el analizar el libro de Enós es analizar el precio que se tiene que
pagar por desarrollar una relación verdaderamente dinámica con el Señor.
A pesar de la brevedad de los libros de Enós, Jarom, Omni y Las Palabras de
Mormón, ellos contienen información sumamente valiosa. El libro de Enós
encierra uno de los ejemplos más hermosos de oración personal que existe en las
Escrituras. Jarom indica algunas de las bendiciones temporales y espirituales
que reciben aquellos que se esfuerzan por hacer lo correcto. El libro de Omni
contiene las breves palabras de muchos de los encargados de guardar los anales
y proporciona una reseña de la gente que vivió durante ese período del Libro de
Mormón. Finalmente, las Palabras de Mormón explican por qué Mormón incluyó las
planchas menores cuando hizo la compilación de las planchas mayores de Nefi.
Ahora bien, hermanos iniciamos la lectura del libro de Enos, leemos los versos
del 1 al 4:
Libro de
Mormón
1 He aquí, aconteció que yo, Enós, sabía que mi padre era un varón justo, pues me instruyó en su idioma y también me crio
en disciplina y amonestación del Señor —y
bendito sea el nombre de mi Dios por ello—
3 He aquí, salí a cazar bestias en los
bosques; y las palabras que frecuentemente había oído a mi padre hablar, en
cuanto a la vida eterna y el gozo de los santos, penetraron mi corazón profundamente.
4 Y mi alma tuvo hambre; y me arrodillé ante mi Hacedor, y clamé a él
con potente oración y súplica por mi propia alma; y
clamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aún elevaba mi voz en alto
hasta que llegó a los cielos.
¿Pudieron notar en que idioma fue instruido Enós?
Para a quellos hermanos que son investigadores o recién conversos. El padre de
Enós era Jacob, hermano de Nefi e hijo de Lehi. Cuando Enós dijo que su padre
lo "instruyó en su idioma", probablemente quiso decir el idioma de
las planchas para que él pudiera continuar llevando el registro. Obsérvese que
Nefi dijo que hacía los anales en "el lenguaje de mi padre, y se compone
de la ciencia de los judíos y el idioma de los egipcios" (1 Nefi 1:2). El
rey Benjamín también enseñó a sus hijos en "el idioma de sus padres"
(Mosíah 1:2).
También pudimos notar que Enós dice que tuvo una batalla, una lucha con Dios.
¿Qué significa luchar ante Dios?
Enós no luchó con Dios; el relato dice que lucho ante Dios. ¿Pero quién, además
de Dios y Enós, estaba presente durante la larga lucha que tuvo lugar? Nadie;
Enós luchó solo. A veces el mayor esfuerzo se hace cuando se contiende consigo
mismo ante el Señor. Tal lucha es el esfuerzo por encontrar y expresar los
deseos verdaderos de uno mismo, los que a veces están ocultos
Detrás del
pecado, de la evasión y del encubrimiento. La lucha con uno mismo exige
meditación y concentración. Significa ir más allá de una oración rutinaria; es
verter verdaderamente el alma en palabras que se elevan, y ofrecérselas a Dios.
Las repeticiones dejan de ser vanas, trilladas e insinceras (hipócritas),
volviéndose cada frase en una expresión de un vivido deseo. Este deseo es el
anhelo de hacer la voluntad de Dios. El Espíritu Santo ayuda y guía esas
oraciones, e "intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Romanos
8:26). Tal vez se estén preguntando ¿Qué son los gemidos indecibles? ES UNA
FORMA TAN ESPECIAL DE HABLAR POR NOSOTROS ANTE EL PADRE QUE NO PODEMOS
EXPLICAR. Hermanos presten atención en las palabras que Enos escoge en estos
versículos: "profundamente" (Enós 3), "tuvo hambre",
"clamé a él con potente oración y súplica", "clamé todo el
día", "aún elevaba mi voz en alto" (vers. 4). Enós nos dice que
primero oró por su alma. No se puede bendecir a los demás con la verdad en
tanto no se atienda la propia alma. Tanta era la determinación de Enós de
convencer a Dios, que clamó todo el día hasta entrada la noche. Cuando sé está
en estado de pecado y se desea el perdón, hay mucho de qué hablar con el Señor.
El alma de Enós tenía hambre. El suyo fue un esfuerzo tan grande para que el
señor le oyera.
Leemos los versos del 5 al 8:
6 Y yo, Enós, sabía que Dios
no podía mentir; por tanto, mi culpa fue expurgada.
7 Y dije yo: Señor, ¿cómo se lleva esto
a efecto?
8 Y él me dijo: Por tu fe en Cristo, a quien nunca jamás has oído ni
visto. Y pasarán muchos años antes que él se manifieste en la carne; por tanto,
ve, tu fe te ha salvado.
Aquí hermanos notamos unas palabras claves (sabía que Dios no podía mentir)
Enós 1:5-6.
La fe en la absoluta y perfecta veracidad de Dios fue la clave para que Enós
reconociera que se le habían remitido sus pecados. Enós sabía que "Dios no
podía mentir" (Enós 1:6); por lo tanto, cuando el Señor le dijo: "tus
pecados te son perdonados" (vers. 5), Enós tuvo la certeza de que era así.
José Smith enseñó que es necesario que tengamos un conocimiento de la
existencia de Dios: "y finalmente, pero no por ello menos importante para
el ejercicio de la fe en Dios, está la idea de que El posee el atributo de la
verdad; pues sin saber eso, la mente del hombre no tendría en qué apoyarse con
certeza; todo sería confusión y duda. Pero con la idea en mente de la
existencia de ese atributo en la Deidad, todas las enseñanzas, instrucciones,
promesas y bendiciones se hacen realidad, y la mente se puede afianzar en ellas
con certeza y confianza, creyendo que esas cosas, y todas las que el Señor ha
dicho, se cumplirán a su tiempo; y que todas las maldiciones, denuncias y
juicios pronunciados sobre la cabeza de los inicuos también se ejecutarán en el
debido tiempo del Señor. y, en razón de la verdad y veracidad de El, la mente
contempla su liberación y salvación como ciertas" (Lectures on Faith
4:16).
Después de esta experiencia que vivió Enós, y de escuchar las palabras (Enós,
tus pecados te son perdonados) y (tu fe te ha salvado) Solo podemos imaginar hermanos el descanso,
la paz que le trajo a Enós, saber que era salvo, pero el precio que pago
fue el esfuerzo que hizo de orar
sinceramente.
¿Qué aprendemos de las experiencias de Enós en cuanto a recibir la remisión de
nuestros pecados? ¿Cómo demostró Enós su fe en Jesucristo? ¿Cómo afectó esa
experiencia a Enós?
Hermanos, cuando Enós recibió el perdón de sus pecados él no se quedó
tranquilo, el no dijo, yo ya me salve ahi
háganse bolas los demás, yo ya la libre, no, ese no fue el sentimiento o
deseo de Enós, el sintió el deseo de que sus hermanos también fueran salvos.
Leemos los versos del 9 al 11:
Libro de
Mormón
9 Ahora bien, sucedió que cuando hube
oído estas palabras, empecé a anhelar el bienestar de mis hermanos
los nefitas; por tanto, derramé toda mi alma a Dios por ellos.
10 Y mientras así me hallaba luchando en
el espíritu, he aquí, la voz del Señor de nuevo penetró mi mente, diciendo: Visitaré a tus hermanos
según su diligencia en guardar mis mandamientos. Les he dado esta tierra, y es una tierra
santa; y no la maldigo sino por causa de iniquidad.
Por tanto, visitaré a tus hermanos según lo que he dicho; y sus transgresiones
haré bajar con dolor sobre su propia cabeza.
11 Y después que yo, Enós, hube oído
estas palabras, mi fe en el Señor empezó a ser inquebrantable; y oré a él con
mucho y prolongado ahínco por mis hermanos, los lamanitas.
El amor que Enós sentía hacia los nefitas hizo que el Señor respondiera así a
su oración: “... Visitaré a tus hermanos según su diligencia en guardar mis mandamientos...
“(vers. 10). Como resultado de esa respuesta, la fe de Enós "en el Señor
empezó a ser inmutable" (vers. 11), y oró por el bienestar de los
lamanitas. ¿Qué promesa recibió entonces? Ese ejemplo de Enós ilustra el
interés progresivo que siente la persona justa: primero por sí misma, luego por
su gente, y finalmente por sus enemigos. Lo que pasó con Enós pasa con nosotros
mismos; cuando obtenemos el conocimiento de que se nos ha perdonado, deseamos
con toda nuestra alma que los demás reciban esa misma bendición.
¿Cómo podemos saber qué grado de conversión tenemos o amor por los demás? Para
mí y mi opinión muy personal es, al grado que prestes servicio tanto en la
iglesia como fuera de ella. Es el compartir el evangelio sabiendo que habrá
oposición pero aun así mantenerse firme en lo que creemos. Es el saber que no
todas las respuestas están dadas aun, porque no lo están, pero también es
comprender las que ya tenemos. Como ya se ha dicho en otras lecciones, hay
quienes intentan a dorar a Dios no ofendiendo al diablo. Debemos compartir el
evangelio de todas las maneras posibles.
Debemos obtener el mismo deseo que tenía Enós ¿Cuál es ese deseo?
13 Y ahora bien, he aquí, este era el deseo que anhelaba de él: Que
si acaso mi pueblo, el pueblo nefita, cayera en transgresión, y fuera de algún
modo adestruido,
y los lamanitas no lo fueran, que el Señor Dios bpreservara una
historia de mi pueblo, los nefitas, aun cuando fuera por el poder de su santo
brazo, para que algún día futuro fuera cllevada a
los lamanitas, para que tal vez fueran dconducidos a
la salvación;
14 porque por ahora nuestros esfuerzos
para restaurarlos a la verdadera fe han sido en avano.
Y juraron en su ira que, de ser posible, bdestruirían nuestros
anales junto con nosotros, y también todas las tradiciones de nuestros padres.
15 Por tanto, sabiendo yo que el Señor
Dios podía apreservar nuestros
anales, le suplicaba continuamente, pues él me había dicho: Cualquier cosa que
pidas con fe, creyendo que recibirás en el nombre de Cristo, la obtendrás.
16 Y yo tenía fe, y le imploré
al Señor que apreservara los banales; e hizo convenio conmigo de que
los charía llegar
a los lamanitas en el propio y debido tiempo de él.
Hermanos a causa de la fe, los deseos y las oraciones de Nefi, Enós, Mormón y
otros, se bendijo esta tierra para que "quien creyese en este evangelio. .
. tuviera la vida eterna" (D. y C. 10:50). Por lo tanto, "según su fe
en sus oraciones..." el Señor trajo "esta parte. . . [Del] evangelio
al conocimiento de [su] pueblo" (D. y C. 10:52). En verdad, el Libro de
Mormón fue el instrumento divino mediante el cual se ha restaurado gran parte
del evangelio.
Posiblemente algunos de ustedes se pregunten o digan: Es fácil hablar de orar y
recibir respuesta, tal vez ustedes ya han orado y no se les a presentado un
ángel como leemos en varios relatos o que Dios mismo se manifiesta a ciertos
hombres.
Yo mismo he orado y pedido saber más de lo que hay del otro lado del velo. Y no
necesariamente estoy pidiendo morir jejeje, sino más bien ser ministrado, pero
sé que todo tiene un proceso. Mi hermano tu que has orado con verdadera
intensión te digo que las respuestas en ocasiones no vienen como la sangre a la
herida, en ocasiones no son como las sopas instantáneas.
La revelación o inspiración llega de varias formas, entre ellas pensamientos,
impresiones y sentimientos (véase D. y C. 6:15; 8:2–3). El presidente
Boyd K. Packer, en aquel entonces Presidente del Quórum de los Doce
Apóstoles, analizó algunas formas en que podemos reconocer la voz del Señor:
“Las respuestas a las oraciones llegan de una forma queda. Las Escrituras se
refieren a la voz de inspiración como una voz apacible y delicada… “He llegado
a saber que esa inspiración se manifiesta más como un sentimiento que como un
sonido… “Dejen en un plano secundario las preguntas complejas y sigan
transitando por la vida. Mediten y oren en forma silente y persistente en
cuanto a ellas. “La respuesta quizás no llegue como un relámpago, sino que tal
vez se manifieste en forma de una pequeña inspiración aquí y allí, ‘línea sobre
línea, precepto tras precepto’ (D. y C. 98:12). “Algunas respuestas
las encontraremos leyendo las Escrituras o al escuchar a determinados oradores;
y, algunas veces, cuando sea importante, habrá respuestas que vendrán por
intermedio de una inspiración en verdad directa y potente, con impresiones
nítidas e inconfundibles” (véase Liahona, enero de 1980, págs. 29–32).
El profeta José Smith (1805–1844) dio la siguiente explicación sobre cómo se
comunica con nosotros el Señor: “Una persona podrá beneficiarse si percibe la
primera indicación del espíritu de revelación; por ejemplo, cuando sientan que
la inteligencia pura fluye en ustedes, podrá darles una repentina corriente de
ideas, de manera que, por atenderla, verán que se cumple el mismo día o poco
después; (es decir) se verificarán las cosas que el Espíritu de Dios haya
comunicado a su mente; y así, al aprender a reconocer y entender el Espíritu de
Dios, podrán crecer en el principio de la revelación hasta que lleguen a ser
perfectos en Cristo Jesús” (History of the Church, tomo III, pág. 381).
En esta parte hermanos, les invito a seguir estudiando y verán que en la
conferencia general más de uno de nuestro lideres tocara el tema y recibirán
respuesta del tema que están o han estudiado.
Entonces mis hermanos, solo preocúpense un poco en cómo serán instrumentos en
las manos del Señor cuando obtengan sus respuestas. Al ir escudriñando y meditando el libro de Mormón
irán encontrando respuestas y será su deber enseñar a los demás. En los versos
22 y 23 del libro de Enós leemos:
22 Y hubo muchísimos aprofetas entre
nosotros; y la gente era bobstinada y
dura de entendimiento.
23 Y no había nada, salvo un
extremado arigor, bpredicación y
profecías de guerras y contiendas y destrucciones, y crecordándoles continuamente
la muerte, y la duración de la eternidad, y los juicios y poder de Dios, y
todas estas cosas, agitándolos dconstantemente para
mantenerlos en el temor del Señor. Y digo que nada, salvo estas cosas y mucha
claridad en el habla, podría evitar que se precipitaran rápidamente a la
destrucción. Y de esta manera es como escribo acerca de ellos.
Los líderes de la Iglesia en ocasiones
tienen que hablar de forma directa y severa al advertir a los miembros de la
Iglesia de cualquier cosa que ponga en peligro su salvación. El presidente
Spencer W. Kimball (1895–1985) hizo eco de esta obligación cuando se
dirigió a los jóvenes adultos: “Estoy seguro de que a Pedro y a Santiago y a
Pablo les parecía un asunto poco agradable el tener que estar constantemente
llamando a las personas al arrepentimiento y advirtiéndoles de peligros, pero
lo seguían haciendo sin titubear. De igual manera, nosotros, que somos los
líderes de ustedes, tenemos que hacerlo por siempre; si los jóvenes no
entienden, tal vez nosotros tengamos la culpa en parte, pero si les dejamos
bien claro cuál es el sendero verdadero, quedamos sin culpa” (Love versus Lust,
Brigham Young University Speeches of the Year, 5 de enero de 1965,
pág. 6).
Mis queridos hermanos y hermanas debemos prestar atención a las palabras de los
profetas y apóstoles, debemos orar sobre lo que nos dicen para saber por medio
del espíritu santo que lo que nos dicen esta de acorde a la voluntad de Dios.
Me gusta pensar en estos versos y en especial el 22 Y hubo muchísimos aprofetas entre
nosotros; y la gente era bobstinada y
dura de entendimiento… Queridos hermanos es verdad que los hermanos que
compartimos en las redes sociales no somos profetas, pero el simple hecho de
compartir con ustedes y así tarden ustedes 1 minuto o 2 en nuestros videos, ya
hemos hecho la obra y estamos quedando limpios de sus pecados. No podrán negar
que no lo sabían. Una vez me dijeron y me siguen diciendo ¿Quién eres tú? Yo
siempre digo soy un hermanos como tu, lleno de imperfecciones y pecados, pero
con la diferencia que no oculto y cierro mi boca para edificar el reino de
Dios.
Otro hermano se burló en mi página sobre
una publicación que solo había obtenido un like en una hora, el recibe muchos
likes y comentarios en su página de memes, pero yo pregunto ¿A cuántos él ha salvado
verdaderamente con memes y likes?
¿El señor nos preguntara por los likes o por las almas que nuestro mensaje pudo
salvar?
Hay hermanos que pierden el enfoque, no se trata de likes, de seguidores, si
no de si serás capaz de llevarlos a la
salvación.
Leemos en el subtema en la clase:
Si guardamos los mandamientos, prosperaremos.
Jarom y los autores del libro de Omni escribieron sobre la nación nefita, pero
sus mensajes también se aplican a las personas de nuestros días.
Jarom nos explica que el pueblo lamanita seguía en un plan de no querer
escuchar el evangelio, eran duros de entendimiento, se hacían los sordos, pues
no les convenía cambiar. Eso lo vi en mi misión, las personas decían: si es verdad,
yo se que el libro de Mormon es verdadero y tengo un testimonio del profeta,
pero no querían cambiar su forma de vivir pues estaban en una zona de confort,
no querían cambiar, así era esa sordera.
Leemos en el verso 5 del capítulo 1 de Jarom:
5 Y ahora bien, he aquí, habían pasado ya doscientos años, y el
pueblo de Nefi se había hecho fuerte en el país. Se esforzaban por aguardar la ley de Moisés y santificar
el día de breposo ante
el Señor. Y no cprofanaban ni
tampoco dblasfemaban;
y las leyes del país eran sumamente estrictas.
El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) afirmó
que nuestro vocabulario debe ser puro: “Digo esto a los muchachos y también lo
digo a ustedes, hombres mayores que posiblemente tengan un problema parecido, y
lo hago con amor. Sé que el Señor se complace cuando nuestro hablar es limpio y
virtuoso, porque Él nos ha dado el ejemplo. Sus revelaciones están repletas de
palabras afirmativas y edificantes que nos instan a hacer lo correcto y a
seguir adelante en la verdad y la virtud. “No digan palabrotas. No blasfemen.
Eviten los chistes sucios. Aléjense de las conversaciones salpicadas de
palabras inmundas y obscenas. Serán más felices si lo evitan, y el ejemplo de
ustedes fortalecerá a los demás” (véase Liahona, enero de 1987, pág. 47).
Creo que está claro, alejarnos de todo aquello que haga mofa de lo sagrado y de
todo aquello que nos degrade al pensar de unas bestias de carga.
En los siguientes versículos de Jarom podemos leer que:
Los lamanitas eran más numerosos que los nefitas y habían degenerado en un
estado primitivo de existencia (véase el verso 6). A los nefitas los dirigían
hombres justos y como consecuencia prevalecían en las batallas (véase el verso
7). Los nefitas progresaron más allá de una sencilla forma de sociedad agrícola
(véase el verso 8). Solamente la prédica constante evitaba que los lamanitas
destruyeran a los nefitas. Jarom registró que sus profetas " compungieron
sus corazones con la palabra" (vers. 12). Fue ese principio el que más tarde
motivó a Alma a renunciar como juez principal, a fin de predicar el evangelio
(véase Alma 4:19; 31:5).
Hasta aquí con el libro de Jarom y seguimos con el libro de Omni.
El libro de Omni comienza con una sucesión de cuatro escribientes en las
planchas abarcando los primeros once versículos. En sus breves colaboraciones a
las planchas sagradas obtenemos un registro de la creciente apostasía y de las
iniquidades de los nefitas. Amarón nos dice que a causa de la iniquidad, los
nefitas más inicuos fueron destruidos (véase Omni 1:5).
Hermanos mediante ustedes estudien la lección en sus hogares, y lean Jarom y Omni mediten en estas
preguntas y personas. ¿Qué aprendemos de los libros de Jarom y Omni sobre la
rectitud que conduce a la prosperidad? ¿De qué manera nos ayuda la obediencia a
los mandamientos a “prosperar” en nuestra vida?
El Libro de Mormón contiene una historia compleja y podría ser difícil
seguirles la pista a los distintos grupos de personas que describe. Para ello
se invita a estudiar la guía de estudio de las escrituras y buscar los
siguientes nombres.
Jareditas, Nefitas, Lamanitas, Mulekitas, Zoramitas, Ya que dar una explicación
detallado de cada uno de esos grupos y sus disidencias tomaría más tiempo, pero
si prometo hacer un video especial explicando sobre ellos.
Hermanos, Ya casi terminamos la clase, y en este punto les pedimos que se
suscriban al canal, que dejen sus comentarios, deseamos saber que impresiones
reciben sobre las lecciones que compartimos, y que también les pedimos que
compartan en sus redes sociales.
Queridos hermanos esta parte es de vital importancia ya que Mormón escribió
esta parte para un sabio propósito, la mayoría de los miembros de la iglesia
saben bien la historia de que Martin Harrys y José Smith perdieron 116 paginas
¿porque digo que los dos? Uno por
prestar el manuscrito y el otro por temer a su esposa, Si tu mi hermano es la
primera vez que escuchas sobre esto y
quieres saber más, te recomiendo que descargues la aplicación biblioteca del
evangelio ahí podrás acceder a toda esta información que escuchas.
Leemos en el libro de Santos Tomo I
Un día, Martin le pidió permiso a José para llevar el manuscrito a Palmyra por
unas pocas semanas. José tenía sus reservas en cuanto a esa idea, tras haber
visto cómo se había comportado Lucy Harris mientras estuvo en su casa; pero
quería complacer a Martin, quien le había creído cuando tantos otros habían
dudado de su palabra.
Sin saber
qué hacer, José oró en busca de guía, y el Señor le dijo que no permitiera que
Martin se llevara las páginas. Pero Martin estaba seguro de que la situación
cambiaría si pudiera mostrárselas a su esposa, por lo que suplicó a José que
preguntara de nuevo. José lo hizo, recibiendo la misma respuesta. Martin lo
presionó a preguntar una tercera vez, y en esta ocasión Dios les permitió que
obraran según sus deseos.
José le dijo
a Martin que podría llevarse las páginas por dos semanas si hacía convenio de
guardarlas bajo llave y mostrarlas únicamente a ciertos miembros de la familia.
Martin prometió hacerlo y regresó a Palmyra con el manuscrito.
Luego que
Martin hubo partido, Moroni se apareció a José y le retiró los intérpretes.
Al día
siguiente, luego de un parto agónico, Emma dio a luz a un niño. El bebé estaba
débil y pálido, y no vivió mucho tiempo. El sufrimiento dejó a Emma físicamente
agotada y emocionalmente devastada y, por un tiempo, ella también estuvo al
borde de la muerte. José la atendió constantemente y permaneció a su lado por
un largo tiempo.
Después de
dos semanas, la salud de Emma comenzó a mejorar, y sus pensamientos se
volvieron hacia Martin y el manuscrito. “Me siento tan preocupada —le dijo a
José—, que no puedo descansar y no estaré tranquila hasta saber algo de lo que
el Sr. Harris está haciendo con el manuscrito”.Instó a José
a ir a buscar a Martin, mas él no quería dejarla sola. “Envía a alguien a
buscar a mi madre —propuso Emma—, y ella se quedará conmigo mientras tú no
estés”.
José tomó
una diligencia hacia el norte. Comió y durmió poco durante el viaje, temiendo
haber ofendido al Señor al no escuchar cuando Él le dijo que no permitiera que
Martin se llevara el manuscrito.
Despuntaba
el alba, cuando llegó a casa de sus padres, en Manchester. Los Smith estaban
preparando el desayuno y le enviaron una invitación a Martin para que viniera a
acompañarlos. A las ocho en punto, los alimentos estaban sobre la mesa, pero
Martin no había llegado. Conforme lo esperaban, la preocupación de José y su
familia iba haciéndose mayor.
Finalmente,
después de más de cuatro horas de espera, Martin apareció a la distancia,
caminando despacio hacia la casa y con los ojos fijos en el suelo. Se detuvo en
el portón, se sentó sobre el cercado y se cubrió los ojos con el sombrero;
luego, entró en la casa y tomó asiento para comer en silencio.
La familia
observó que Martin tomó los cubiertos, como si se dispusiera a comer, y luego
los soltó. —¡He perdido mi alma! —exclamó, presionando sus manos contra la
sien—. ¡He perdido mi alma!
José se puso
de pie de un salto. —Martin, ¿has perdido el manuscrito?
—Sí —respondió
Martin—. Ha desaparecido, y no sé dónde está.
—Oh, Dios
mío, Dios mío —gimió José, apretando los puños—. ¡Todo está perdido!
"Las dos páginas que constituyen las Palabras de Mormón están unos
quinientos años fuera de contexto. Obsérvese que la fecha aproximada que se
encuentra al final del libro de Omni es el año 130 a. de J.C., mientras que las
Palabras de Mormón tienen la fecha aproximada de 385 d. de J.C. (4 Nefi 48 y
Mormón 1:2; 6:5 en cuanto a las fechas de los acontecimientos más sobresalientes
de la vida de Mormón.) Sin embargo, la fecha aproximada del comienzo del libro
de Mosíah es el año 130 a. de J.C. "Parece que las Palabras de Mormón se
escribieron casi al final de la vida de Mormón con el fin de unir dos registros
principales. Por medio de la influencia del Espíritu del Señor, se le dio a
conocer a Mormón que las planchas menores de Nefi (que terminaban cuando
Benjamín era joven) se podían utilizar para reemplazar su compendio del libro
de Lehi [el primer libro de las planchas mayores de Nefi] (que terminaban
cuando Benjamín era ya anciano y estaba por morir). A fin de que no se
produjera un vacío en la historia de los nefitas, Mormón relató los
acontecimientos principales de la vida del rey Benjamín en las Palabras de
Mormón, uniendo así el relato de las planchas menores de Nefi con el compendio
hecho por Mormón del libro de Mosíah." (Daniel H. Ludlow, A Companion to
Your Study of the Book of Mormon, pág. 171.)
“El Señor sabe todas las cosas que han de suceder” • Nefi hizo las planchas menores más de treinta años después
de que la colonia de Lehi abandonó Jerusalén (véase 2 Nefi 5:28–31). No
entendía por qué se le mandaba hacer un segundo juego de anales, pero tenía fe
en que era “para un sabio propósito” del Señor (1 Nefi 9:5). Casi mil años
más tarde, el profeta Mormón empleó palabras parecidas a las de Nefi cuando dio
testimonio de que además de su compendio de las planchas mayores de Nefi
incluía las planchas menores de Nefi “para un sabio propósito” (Palabras de
Mormón 1:7). José Smith empezó la traducción del Libro de Mormón con el resumen
que hizo Mormón de las planchas mayores de Nefi. Había completado ciento
dieciséis páginas manuscritas cuando Martin Harris le rogó que le permitiera
llevarse el manuscrito para mostrárselo a algunos familiares. José le preguntó
a Dios en tres ocasiones distintas si Martin podía llevarse el manuscrito, y al
final recibió permiso. El manuscrito cayó en manos de hombres perversos (véase
D. y C. 10:8) y pasó a ser conocido como el manuscrito perdido o las
ciento dieciséis páginas perdidas. La pérdida del manuscrito claramente muestra
por qué el Señor le había mandado a Nefi escribir en las planchas menores y por
qué Moroni fue inspirado a incluirlas. A José Smith se le mandó no volver a
traducir la parte que ya había terminado y sí traducir las planchas menores de
Nefi para reemplazar esta parte (véase D. y C. 10:30, 38–45). La
traducción en las ciento dieciséis páginas abarcaba de 600 a 130 a.C.,
desde los días de Lehi a los del rey Benjamín. Las planchas menores también
abarcaban desde 600 hasta 130 a.C., de Lehi al rey Benjamín. El Señor en
Su omnisciencia hizo que el segundo registro, las planchas menores, abarcara
exactamente el mismo término de tiempo que se cubría en las ciento dieciséis
páginas robadas. Esto le permitió al Señor guardar el convenio que había hecho
con Enós de que “preservar[ía] los anales” (Enós 1:16). •
El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, afirmó que
la parte del Libro de Mormón que proviene de las planchas menores ofrece más
información que la que se perdió junto con las ciento dieciséis páginas: “La
frase ‘para un sabio propósito’ se usa por lo menos seis veces en el Libro de
Mormón para referirse a hacer, escribir y preservar las planchas menores de
Nefi (véanse 1 Nefi 9:5; Palabras de Mormón 1:7; Alma 37:2, 12,
14, 18). Ustedes y yo sabemos que el sabio propósito, el más obvio, era
compensar la pérdida de las ya mencionadas ciento dieciséis páginas
manuscritas. “Pero me da la impresión de que hay un propósito más sabio
todavía… La clave para sugerir precisamente que hay un propósito más sabio se
encuentra en el versículo 45 de la sección 10 de Doctrina y
Convenios. Al enseñarle a José… el Señor dice: ‘He aquí, hay muchas cosas
grabadas en las planchas [menores] de Nefi que dan mayor claridad a mi
evangelio’ (cursiva agregada).
Hermanos, de
la misma forma que Mormón ustedes también
pueden bendecir a los demás a medida que procuren ser instrumentos en las manos
de Dios y sigan los susurros del Espíritu Santo. ¿De qué forma llevó Dios a
cabo Su obra por medio de Mormón?
Mis queridos hermanos la invitación es que cuando obtengamos respuesta a
nuestras preguntas, no nos quedemos callados y compartamos el evangelio con las
personas. La invitación es que escudriñemos el libro de Mormón, que procuremos
mantener nuestra vida en orden, ya que no sabemos el día ni la hora en que
seremos llamados a rendir cuentas. La humilde imvitacion es ser instrumentos en
las manos del señor, y no ensalzarse por un llamamiento en la iglesia, sepamos
queridos hermanos que no seremos salvos por ser 70, obispo, consejero, maestro
o un profeta de Dios si no tenemos lo que nos dice el hermano y profeta John
Taylor:
El presidente John Taylor (1808–1887) dijo que si deseamos tener la dignidad
suficiente para comparecer ante nuestro Padre que está en los cielos es
necesario ir más allá del sencillamente ser miembros de la Iglesia del Señor.
“Hay algo que se extiende un poco más allá de lo que a veces pensamos, y eso es
que, aun cuando profesemos ser discípulos del Señor, aun cuando profesemos
haber recibido el Evangelio y ser gobernados por éste, ello no nos servirá de
nada si no hemos lavado nuestras ropas y las hemos emblanquecido en la sangre
del Cordero. No basta [con] estar relacionados con la Sión de Dios, puesto que
la Sión de Dios debe estar constituida por personas que sean puras de corazón,
puras de vida y sin mancha ante Dios; al menos eso es a lo que tenemos que
llegar. No hemos llegado a ese punto todavía, pero tenemos que lograrlo antes
de estar preparados para heredar la gloria y la exaltación. Por consiguiente,
la apariencia de piedad no [le] servirá de nada a ninguno de nosotros… No basta
con que aceptemos el Evangelio… y nos relacionemos con los del pueblo de Dios,
ni con que asistamos a las reuniones [de la Iglesia], ni con que participemos
de la Santa Cena del Señor, ni con que nos esforcemos por seguir adelante sin
meternos en muchos líos, por motivo de que, a pesar de todo eso, si nuestro
corazón no es recto, si no somos puros de corazón ante Dios, si no tenemos el
corazón puro, ni la conciencia limpia, temiendo a Dios y guardando Sus
mandamientos, no participaremos, a no ser que nos arrepintamos, de las
bendiciones de que he hablado y de las cuales los profetas dan testimonio”
(véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: John Taylor, 2001,
pág. 128).
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