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Ven, sígueme. Reconciliaos con Dios por medio de la expiación de Cristo.









 Hola hermanos y hermanas, ya estamos una vez más en una clase de ven sígueme del libro de Mormón, deseamos que sea de su agrado y que nos ayuden compartiendo en su redes sociales, ayúdanos a seguir creciendo tanto en el canal de Youtube como en nuestro blog y página de Facebook.

Estamos agradecidos que en las diferentes redes sociales recibimos likes por los aportes, pero también necesitamos que nos ayuden compartiendo.

Recuerden que no somos profesionales, ni mucho menos doctores de la ley, solo fariseos de vez en diario jejeje.

Bueno hermanos sin más iniciamos la clase de ven sígueme para escuela dominical y después la de uso individual.

Esta clase es del 9 al 15 de Marzo y abarca las capítulos del 1 al 4 del Libro de Jacob.

La clase lleva por título: Reconciliaos con [Dios] por medio de la expiación de Cristo

Recordemos hermanos que Debido al orgullo y a la riqueza excesiva, los nefitas de la época de Jacob habían caído en la práctica de numerosos pecados, particularmente el de la inmoralidad. Jacob censuró esas prácticas inicuas y con firmeza llamó al pueblo al arrepentimiento.

Antes de morir, Nefi dio a Jacob la responsabilidad de hacerse cargo de las planchas menores y le dio instrucciones de que escribiera " algunas de las cosas que [Jacob] considerara... más preciosas" (Jacob 1:2). ¿Qué fueron las cosas que Jacob consideró "más preciosas"? (Véase el verso 4.)

Leemos en Jacob capítulo 1 del verso 1 al 7.

Porque he aquí, aconteció que ya habían pasado cincuenta y cinco años desde que Lehi había salido de Jerusalén; por tanto, Nefi me dio a mí, aJacob, un bmandato respecto de las cplanchas menores sobre las cuales estas cosas están grabadas.
Y me dio a mí, Jacob, un mandato de que escribiera sobre estas planchas algunas de las cosas que considerara yo más preciosas; y que no tratara más que ligeramente la historia de este pueblo, llamado el pueblo de Nefi.
Porque dijo que la historia de su pueblo debería grabarse sobre sus otras planchas, y que yo debía preservar estas planchas y transmitirlas a mi posteridad, de generación en generación.
Y que si hubiese predicaciones que fuesen sagradas, o revelación que fuese grande, o profecías, yo debería grabar sus puntos principales sobre estas planchas, y tratar estas cosas cuanto me fuera posible, por causa de Cristo y por el bien de nuestro pueblo.
Porque, por causa de la fe y el gran afán, verdaderamente se nos había hecho saber concerniente a nuestro pueblo y las cosas que le habían de asobrevenir.
Y también tuvimos muchas revelaciones y el espíritu de mucha profecía; por tanto, sabíamos de aCristo y su reino, que había de venir.
Por lo que trabajamos diligentemente entre los de nuestro pueblo, a fin de persuadirlos a avenir a Cristo, y a participar de la bondad de Dios, para que entraran en su breposo, no fuera que de algún modo él jurase en su ira que no centrarían, como en la dprovocación en los días de tentación, cuando los hijos de Israel estaban en el edesierto.

¿Qué fueron las cosas que Jacob consideró "más preciosas"? (Véase el verso 4.)

Hermanos el siguiente versículo  de  Jacob capítulo 1 verso 8 es de interés para mí pues dice:

Por tanto, quisiera Dios que persuadiéramos a todos los hombres a no arebelarse contra Dios para bprovocarlo a ira, sino que todos los hombres creyeran en Cristo y contemplaran su muerte, y sufrieran su ccruz, y soportaran la vergüenza del mundo; por tanto, yo, Jacob, tomo a mi cargo cumplir con el mandato de mi hermano Nefi.

Sufrir la cruz de Cristo ¿Qué quiere decir esto? Que de la "De la crucifixión de Cristo se deriva el concepto de que cualquier gran aflicción o prueba que reciban los miembros de la Iglesia constituye en sí una cruz que se debe soportar como parte de la obligación de vencer al mundo ... " .. .Igualmente, la causa del evangelio exige que todo hombre tome su cruz y siga a Aquel que llevó la propia hasta el Gólgota. Lo cual quiere decir que los santos deben llevar sobre sí la cruz del servicio y la consagración, la cruz de la devoción y de la obediencia" (Bruce R. McConkie, Mormón Doctrine, pág. 173).
Hermanos en la clase está el siguiente apartado o sub tema:

Los maestros rectos trabajan diligentemente por el bienestar de las almas.

Y nos dice que pidamos a los miembros de la clase que compartan experiencias en las que hayan sido bendecidos gracias al servicio de algún líder de la Iglesia, o bien, considere pedir a un líder de la Iglesia local —líder anterior o actual— que hable de alguna ocasión en la que haya sentido la inspiración de ayudarle a alguien.

Yo recuerdo bien hermanos que en el año 1998 mi familia y yo nos fuimos a sellar como familia, fue un año de preparación ya que nosotros regresamos a la iglesia en 1997, en aquel entonces vivíamos en el estado de Oaxaca México, fue uno de mis mejores años dentro de la iglesia y en mi juventud. Ya que los lideres hicieron todo para que pudiéramos ir a sellarnos al templo de la ciudad de México.

En aquel entonces si mal no recuerdo el presidente Alonso Trejo quien es setenta ahora,  era el presidente de la estaca bomberos de Oaxaca en valles centrales. Y nosotros pertenecíamos al barrio Donaji en el momento de ir a sellarnos y después quedamos en el barrio independencia.

El mundo da muchas vueltas, pero yo trato de hacer mi parte y mantenerme fuerte aunque a veces tropiece en el camino.

Hermanos dejen sus experiencias en los comentarios y déjenos saber si nuestros audios les ayudan en su aprendizaje.

Estos líderes en su momento han llevado la cruz de Cristo junto con nosotros, han llevado  nuestras cargas en su momento.

Doy las gracias al hermano Moisés Cruz que en aquel entonces fue nuestro obispo, a la familia Guijón que en ese tiempo nos hermanaron y que bajo a la luz de las velas cuidaron de nosotros cuando fuimos pequeños y nos hermanaron, Y si tuviera el poder de regresar el tiempo atrás y congelarlo regresaría en esa época donde para mi fueron mi años de juventud más preciados.

Hermanos ¿Cómo hemos visto a nuestros líderes magnificar sus llamamientos? ¿Qué sugieren esos versículos en cuanto a la manera en que deberíamos apoyar a nuestros líderes? En esta segunda pregunta compartiré algo de un discurso de Skousen.

...Le sugerí que probablemente lo obtuvo del Padre.
Elder Widtsoe dijo, “No, eso está incorrecto. Todo lo que obtuvo del Padre solo fue la autoridad o las llaves para crear una nueva ronda de creación. Su Padre no le dio el poder para hacerlo.”
El me hizo una segunda pregunta. “Que es lo que hace a un gran obispo?” Yo le dije que pensaba que era su ordenamiento. “No,” dijo el, “un obispo meramente obtiene su AUTORIDAD por su ordenación, pero su PODER para ser un gran obispo viene del mismo lugar de donde Dios obtiene el de El.”
En total frustración le pregunte, “Bueno, entonces de donde obtiene su poder?” El dijo, “Dos pasajes en las escrituras te darán la llave, Ambas son de Doctrina y Convenios. En la Sección 29, versículo 36, y el Señor dice, ‘MI HONRA ES MI PODER.’ Entonces en la Sección 63, el versículo 59 dice “He aquí yo de ARRIBA soy, y mi poder yace ABAJO.”
Elder Widtsoe entonces me pregunto que existe abajo de Dios que lo honra y le da poder, o, para éste propósito, que hay debajo de un obispo que le honra y por ello le da su poder?
Después de un momento dije, “Bueno, con Dios son las vastas huestes de inteligencias que lo honran y por ello le obedecen. Eso ciertamente le da poder, y supongo que podríamos decir, que lo mismo pasa con el obispo quien es honrado y obedecido y por esto de ellos se deriva su poder.”
“Exactamente!” dijo el Elder Widtsoe. “Este es un principio del Sacerdocio. Dios y sus servidores adquirirán su poder de aquellos sobre quienes presiden.”
El continuo, “Pienso que también sabes que lo que hace a un gran obispo. Es que todos estén en sus lugares para los servicios del Domingo. Son los Diáconos listos para servir el sacramento y sacerdotes dignos para bendecirlos. Sus maestros bien preparados y radiantes con el Espíritu. Son los jóvenes sacerdotes quienes se convierten ellos mismos con el evangelio y están ansiosos para ser llamados a las misiones. Son las maestras visitantes vigilantes de la Sociedad de Socorro quienes son prontas en detectar las necesidades de los enfermos y pobres.


Estas son las cosas que hacen que la gente diga, “Mira, que gran obispo!” Obviamente, su poder viene del apoyo y la honra de su barrio, el cual es demostrado por los miembros del barrio respondiendo entusiastamente a su guía y liderazgo....

Entonces hermanos debemos llevar la cruz junto con nuestros líderes y apoyarlos en todo, SIEMPRE Y CUANDO LO QUE SE HAGA SEA CONFORME A LO QUE DIOS A MANDADO Y NO AL SEGUIR Y PENSAR DE LOS HOMBRES.

Leemos hermanos en el primer capítulo de Jacob lo siguiente:

17 Por tanto, yo, Jacob, les hablé estas palabras, mientras les enseñaba en el atemplo, habiendo primeramente obtenido mi bmandato del Señor.
18 Porque yo, Jacob, y mi hermano José, habíamos sido aconsagrados sacerdotes y maestros de este pueblo, por mano de Nefi.
19 Y magnificamos nuestro aoficio ante el Señor, tomando sobre nosotros la bresponsabilidad, trayendo sobre nuestra propia cabeza los pecados del pueblo si no le enseñábamos la palabra de Dios con toda diligencia; para que, trabajando con todas nuestras fuerzas, su sangre no manchara nuestros vestidos; de otro modo, su csangre caería sobre nuestros vestidos, y no seríamos hallados sin mancha en el postrer día.

"El presidente John Taylor dijo en una ocasión, hablando a los hermanos del sacerdocio: 'Si no magnificáis vuestros llamamientos, Dios os tendrá por responsables de aquellos a los que pudisteis haber salvado si hubierais cumplido con vuestro deber'. "Esta declaración nos exhorta a poner manos a la obra. Si por causa de los pecados de comisión o de omisión pierdo lo que podría haber tenido en el más allá, yo mismo debo sufrir, y, sin duda, mis seres amados junto conmigo. Pero si fracaso en mi asignación como obispo, como presidente de estaca, presidente de misión o Autoridad General de la Iglesia, o si alguno de nosotros no enseña el camino, dirige y ayuda a salvar a los que están bajo su dirección y bajo su jurisdicción y éstos se pierden, el Señor le tendrá por responsable" (Hugh B. Brown, en Conference Report, oct. de 1962, pág. 84)

Hermanos podemos comprender la RESPONSABILIDAD QUE TENEMOS. Esta es una iglesia de trabajo y siempre lo será, no hay tiempo de quedarnos dormidos y ser indiferentes, tal vez no sean buenos hablando o recordando las escrituras, pero con el solo hecho de compartir lo que se comparte en las diferentes plataformas con nuestros familiares y amigos ya hemos hecho la obra, y no podrán decir que no lo sabían.

En la clase leemos el siguiente sub tema:

Debemos evitar el orgullo y tender la mano a los necesitados.

El Señor dio fuertes advertencias a los nefitas en cuanto al orgullo.

Leemos en Jacob 2 versos 16 al 22

16 ¡Oh, si os librara de esta iniquidad y abominación! ¡Oh, si escuchaseis la palabra de sus mandamientos, y no permitieseis que este aorgullo de vuestros corazones destruyera vuestras almas!
17 Considerad a vuestros hermanos como a vosotros mismos; y sed afables con todos y liberales con vuestros abienes, para que bellos sean ricos como vosotros.
18 Pero antes de buscar ariquezas, buscad el breino de Dios.
19 Y después de haber logrado una esperanza en Cristo obtendréis riquezas, si las buscáis; y las buscaréis con el fin de ahacer bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido.
20 Y ahora bien, hermanos míos, os he hablado acerca del orgullo; y aquellos de vosotros que habéis afligido a vuestro prójimo, y lo habéis perseguido a causa del orgullo de vuestros corazones por las cosas que Dios os dio, ¿qué tenéis que decir de esto?
21 ¿No creéis que tales cosas son abominables para aquel que creó toda carne? Y ante su vista un ser es tan precioso como el otro. Y toda carne viene del polvo; y con el mismo fin él los ha creado: para que guarden sus amandamientos y lo glorifiquen para siempre.
22 Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave, mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.
Hermanos  Jacob enseñó que Dios no condenaría a los ricos. Por su riqueza, sino por el orgullo que poseen debido a su bienestar económico (véase Jacob 2:13-14). El pueblo de Nefi había puesto el dinero, en lugar de poner a Dios, como centro de sus vidas. El tratar de alcanzar la riqueza se había convertido en el medio para perseguir a sus hermanos, en lugar de ser el medio para hacer el bien (véanse los verso 18-19)

En Jacob 2:12-19 y en otros pasajes correlacionados de las Escrituras (véase 1 Timoteo 6:3-12, 17-19; Santiago 5:1-6; Mosíah 4:16-26; Doctrina y Convenios 56:16-20; 104:13-18) se nos enseña lo siguiente en cuanto a la acumulación de riquezas: 1. Nuestro cometido principal debe ser buscar y edificar el reino de Dios. 2. El dinero es un medio de intercambio y en sí mismo es algo neutro, o sea, que no es ni bueno ni malo. Es nuestra actitud hacia las cosas materiales y espirituales lo que cambia la posición neutral del dinero y determina si es bueno o malo. 3. Dos relaciones básicas son las que determinan la actitud que tenemos hacia las cosas materiales y espirituales. Estas son: a. Nuestra relación con Dios. Si inclinamos nuestro corazón en dirección contraria a Dios, las cosas del mundo se convierten en lo más importante para nosotros. Por eso Pablo llamó idolatría a la avaricia (véase Efesios 5:5; Colosenses 3:5). b. Nuestra relación con nuestros semejantes. Si perdemos de vista nuestra hermandad con las demás personas, nuestro deseo por los bienes materiales puede llevarnos a cometer pecados de deshonestidad, codicia y negligencia para con los pobres. El presidente David O. McKay aconsejó: "¿Qué buscáis primeramente? ¿Qué pensamiento es la más dominante y supremo en vuestra mente? Este determinará en gran medida vuestro destino. A pesar de la complejidad de la sociedad humana, podemos abarcar todos los propósitos mediante dos que son sumamente importantes. Primero, el mundo de la ganancia material; y, segundo, el mundo de la felicidad que consiste en el amor y el poder para hacer el bien. Si vuestro propósito es la obtención de ganancia mundanal, podéis obtenerla. En este mundo podéis obtener casi cualquier cosa que os propongáis. Si trabajáis para alcanzar riqueza, podéis tenerla, pero antes de hacer de ella el único propósito de vuestra vida, echad una mirada a los que lo han sacrificado todo por lograrla, a aquellos que la han deseado sólo por el deseo de acumularla. El oro no corrompe al hombre; lo que corrompe es el motivo por el cual se adquiere" (David O. McKay, Treasures of Life, págs. 174-175).


El Señor se deleita en la castidad.
  • El élder David A. Bednar enseñó que vivimos “en un mundo que se burla cada vez más de la santidad de la procreación y minimiza el valor de la vida humana” (“Creemos en ser castos”, Liahona, mayo de 2013, págs. 41–44).

Jacob nos enseña sobre castidad en los versos siguientes:

Jacob 2:23–35
Libro de Mormón
23 Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
24 He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
25 Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
26 Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.
27 Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna;
28 porque yo, el Señor Dios, me deleito en la castidad de las mujeres. Y las fornicaciones son una abominación para mí; así dice el Señor de los Ejércitos.
29 Por lo tanto, este pueblo guardará mis mandamientos, dice el Señor de los Ejércitos, o maldita sea la tierra por su causa.
30 Porque si yo quiero levantar posteridad para mí, dice el Señor de los Ejércitos, lo mandaré a mi pueblo; de lo contrario, mi pueblo obedecerá estas cosas.
31 Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.
32 Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.
33 Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición, aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.
34 Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debíais haber hecho.
35 He aquí, habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas. Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros. Y a causa de lo estricto de la palabra de Dios que desciende contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.

Hermanos, Jacob dejó bien claro que el Señor no deseaba que los nefitas practicaran ninguna forma de matrimonio plural. El enseñó que la ley imperante era la monogamia, a no ser que el Señor lo indicara de otra manera (véase Jacob 2:27-30). En nuestra época, el profeta José Smith declaró: “... constantemente he dicho que ningún hombre tendrá más de una esposa a la vez, a menos que el Señor dicte lo contrario" (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 399). Es necesario tener en cuenta que durante la época en que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días practicaron el matrimonio plural, lo hicieron bajo el mandato del Señor.

Ahora leemos el siguiente sub tema:

Los nefitas creyeron en Jesucristo.
Jacob deseaba que supiéramos que aunque él y su pueblo vivieron cientos de años antes del ministerio mortal del Salvador, ellos sabían de Él y se dirigieron hacia Él para su salvación.

Jacob 4:4–5
Libro de Mormón
Porque hemos escrito estas cosas para este fin, que sepan que nosotros sabíamos de Cristo y teníamos la esperanza de su gloria muchos siglos antes de su venida; y no solamente teníamos nosotros una esperanza de su gloria, sino también todos los santos profetas que vivieron antes que nosotros.
He aquí, ellos creyeron en Cristo y adoraron al Padre en su nombre; y también nosotros adoramos al Padre en su nombre. Y con este fin guardamos la ley de Moisés, dado que orienta nuestras almas hacia él; y por esta razón se nos santifica como obra justa, así como le fue contado a Abraham en el desierto el ser obediente a los mandamientos de Dios al ofrecer a su hijo Isaac, que es una semejanza de Dios y de su Hijo Unigénito.

Hermanos ¿Por qué observaban los nefitas la ley de Moisés? ¿Qué tenemos en nuestra época que dirija nuestra alma hacia el Salvador? ¿Qué símbolos o semejanzas empleó Jacob para enseñar en cuanto a Jesucristo?

Dejen sus respuestas en los comentarios hermanos.

En el sub tema: Puedo evitar la ceguera espiritual al centrarme en el Salvador. Podemos leer la siguiente pregunta ¿En que se asemeja la ceguera espiritual a la ceguera física?

Uno de los milagros más frecuentes del Salvador fue el de restaurar la vista a los ciegos
1. Sin embargo, la misión y el milagro más importante del Salvador fue sanar a los ciegos espiritualmente. “… he venido a este mundo”, dijo Él, “para que los que no ven, vean” (Juan 9:39).
Utilizando la metáfora de Isaías y la visión de Nefi sobre la ceguera espiritual en los últimos días, podemos considerar la salida a luz del Libro de Mormón como una restauración milagrosa del sentido de la vista espiritual.
“Ni permitirá el Señor Dios que los gentiles permanezcan para siempre en ese horrible estado de ceguedad
“… seré misericordioso con los gentiles en aquel día, de tal modo que haré llegar a ellos, por medio de mi propio poder, mucho de mi evangelio…
“Porque he aquí, dice el Cordero: Yo mismo me manifestaré a los de tu posteridad, por lo que escribirán muchas cosas que yo les suministraré… [y] estas cosas serán escondidas, a fin de que sean manifestadas a los gentiles por el don y el poder del Cordero.
“Y en ellas estará escrito mi evangelio, dice el Cordero, y mi roca y mi salvación…
“… Estos últimos anales… establecerán la verdad de los primeros… por lo que los dos serán reunidos en uno solo” (1 Nefi 13:32, 34–36, 40–41; cursiva agregada); unidos para ayudarnos a ver la verdad.

Los seres humanos tienen un campo de visión horizontal máximo de alrededor de 190 grados con dos ojos, de los cuales unos 120 grados se superponen o se ven con ambos ojos. Más allá del campo de visión convergente, cada ojo también tiene un campo periférico exclusivo de ese ojo
2.
Después de siglos de ir perdiendo cosas claras y preciosas, la Biblia tenía una visión imperfecta. La salida a luz del Libro de Mormón, con su visión perfecta, no solo aumentó el campo de visión espiritual, sino que también suministró una claridad muy necesaria a la parte que se superpone de los dos ojos espirituales, es decir, el campo de visión binocular; en las Escrituras, llamamos a eso la ley de los dos testigos (véanse Mateo 18:16Éter 5:4D. y C. 6:28).
El campo visual que se superpone, o la adición binocular, aumenta la capacidad de detectar objetos apenas visibles3. Vemos las cosas con más claridad cuando las visiones separadas que se reciben en cada ojo se combinan en un única imagen, proporcionándonos una convergencia del eje visual4 y eliminando de esa manera “la confusión y la contención” que tanto desconcertaron al joven José (véase José Smith—Historia 1:8).
El hecho de que dos ojos son mejores que uno solo es una realidad tan universal y evidente por sí misma que Isaías no podría haber elegido una metáfora mejor para que todo el mundo pudiera sentirse identificado: “… los ojos de los ciegos verán” (Isaías 29:18). Esperamos que los que actualmente ven con un solo ojo espiritual: la Biblia, reconozcan la sabiduría de no rechazar el Libro de Mormón como un segundo testigo de Jesucristo antes de siquiera darle una oportunidad. Ellos descubrirán que “el palo de Judá” y “el palo de José” (Ezequiel 37:19) convergen como dos ojos sincronizados con unanimidad perfecta y clara: ¡una experiencia esclarecedora!

Ahora bien, ya sabiendo que la Biblia y el Libro de Mormón nos ayudan a evitar la ceguera espiritual, se nos invita a no despreciar las escrituras, a leerlas, meditarlas y aplicarlas a nuestra vida.
¿Qué significa traspasar lo señalado? ¿Cómo podemos evitar traspasar lo señalado?

"En el Libro de Mormón, Jacob habla de la antigua Judá que rechazó las palabras de sus profetas porque las personas que vivían entonces ' despreciaron las palabras de claridad' y 'procuraron cosas que no podían entender' (Jacob 4:14). Da la impresión de que prefirieron el bordado intelectual antes que todo el ropaje del evangelio, los adornos superfluos antes que la tela. Por lo tanto, podemos suponer que algunas personas prefirieron la complejidad en lugar de la sencillez porque en la complejidad conceptual tal vez podría haber escape, o excusa, para no cumplir y para justificar el fracaso. En todo caso, esta increíble ceguera que llevó al rechazo de aquellas verdades mencionadas por los profetas y que impedía que se reconociera a Jesús por lo que El era, se produjo, de acuerdo con Jacob, 'por traspasar lo señalado'. Quienes miraron más allá de la sencillez, más allá de los profetas, más allá de Cristo y más allá de sus sencillas enseñanzas esperaron en vano entonces, tal como esperarán en vano los que sigan ese ejemplo ahora, porque solamente el Evangelio de Jesucristo nos enseña las cosas tal como realmente son y como realmente serán. En las revelaciones hay más realismo que en el ámbito de la investigación seglar, pues este ramo es congénitamente corto de vista. Sin la revelación y su estabilidad absoluta, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también seguiría las prácticas de la época, tal como lo han hecho algunas iglesias; pero como advirtió Samuel Callan, la iglesia que se despose con las costumbres de la época será 'viuda en cada nueva generación'. Así es que una de las señales de la Iglesia verdadera y viviente es que no se deja desviar por las locuras y los caprichos del mundo, sino que se mantiene firme siguiendo la palabra del Señor" (Neal A. Maxwell, On Being a Light [discurso pronunciado en el Instituto de Religión de Salt Lake City el 2 de enero de 1974], pág. 1).

Para mayor claridad aun leemos:

El élder Quentin L. Cook enseñó cómo podemos “traspasar lo señalado”:
“La sustitución de las verdades del Evangelio por las filosofías de los hombres”
“A algunas personas parece avergonzarles la sencillez del mensaje del Salvador y quieren añadir complejidad, e incluso obscuridad, a la verdad para hacerla más intelectualmente estimulante o más compatible con las tendencias académicas actuales… Traspasamos lo señalado cuando nos negamos a aceptar las verdades sencillas del Evangelio tal y como son”.
“El fanatismo evangélico”
“Traspasamos lo señalado si elevamos cualquier principio, no importa lo valioso que pueda ser, a una preeminencia tal que disminuya nuestro compromiso con otros principios igualmente importantes o si adoptamos una postura contraria a las enseñanzas de las Autoridades Generales”.
“Hazañas puramente simbólicas y de poco valor como sustituto de la consagración diaria”
“Algunos miembros expresan que se comprometerían con entusiasmo si se les diera un llamamiento importante, pero no consideran que el de maestro orientador o de maestra visitante [ahora llamados hermanos y hermanas ministrantes] sea lo suficientemente meritorio o heroico para que tengan que dedicarle un gran esfuerzo”.
“El poner las reglas en un plano más elevado que la doctrina”
“Las personas que se comprometen a seguir las reglas sin tener en cuenta la doctrina y el principio son particularmente susceptibles a traspasar lo señalado” (véase “Traspasar lo señalado”, Liahona, marzo de 2003, págs. 21–24).

HASTA AQUÍ LA CLASE DE VEN, SIGUEME PARA LA ESCUELA DOMINICAL.

En unos momentos más iniciamos con la clase para uso individual, hermanos es importante saber si el video y post pasado les ayudo y gusto con las dos clases.  Es de vital importancia saber, ya que si no funciona, no dedicaremos el tiempo a algo que no les será de provecho.

Sean amables y dejen sus puntos de vista en los comentarios.

Si les gusta nuestro trabajo suscríbanse al canal, sean parte del crecimiento del mismo.

Iniciamos con la clase.

Ven, sígueme para uso individual y familiar.

Del 9  al 15 marzo

Comprende los capítulos del 1 al 4 del Libro de Jacob.

Nombre de la clase: Reconciliaos con [Dios] por medio de la expiación de Cristo .

Notas de la clase:

Los nefitas veían a Nefi como su “gran protector” (
Jacob 1:10). Él los había defendido de los ataques de sus enemigos, y les había advertido acerca de los peligros espirituales. Tras la muerte de Nefi, la tarea de dirigir espiritualmente al pueblo Nefita recayó en Jacob, a quien Nefi había consagrado para ser sacerdote y maestro del pueblo (véase Jacob 1:18). Por inspiración, Jacob percibió que debía ser muy “audaz” al enseñar a su pueblo, porque ellos comenzaban a “obrar en el pecado” (Jacob 2:7, 5). Esos pecados eran muy similares a los que confrontan las personas de la actualidad: el amor por las riquezas y la inmoralidad sexual. Y aun cuando Jacob tenía que condenar esa iniquidad, en su corazón sentía compasión hacia las víctimas, cuyos corazones habían sido “traspasados de profundas heridas” (Jacob 2:35). Jacob testificó que la sanación para ambos grupos, tanto para los pecadores como para los heridos espiritualmente, vendría del Salvador Jesucristo. El mensaje de Jacob, tal como fue el mensaje de Nefi antes que él, era un llamado a “[reconciliarse] con [Dios] por medio de la expiación de Cristo” (Jacob 4:11).

11 Así pues, amados hermanos, reconciliaos con él por medio de la aexpiación de Cristo, su bUnigénito Hijo, y podréis obtener la cresurrección, según el poder de la resurrección que está en Cristo, y ser presentados como las dprimicias de Cristo a Dios, teniendo fe y habiendo obtenido una buena esperanza de gloria en él, antes que se manifieste en la carne.

A causa del orgullo y la riqueza extrema, los nefitas de los días de Jacob cedieron a muchos pecados, especialmente el de la inmoralidad. Sintiendo el peso de su llamamiento profético, Jacob denunció estas prácticas inicuas y valientemente llamó al pueblo al arrepentimiento. ¿En qué ocasiones ha oído usted al profeta o a otros líderes de la Iglesia hablar en forma clara a fin de dar un mensaje importante? Al entender el mandato divino que tiene el líder del sacerdocio de corregir en lo referente a lo espiritual, usted comprenderá mejor la voz de amonestación de los profetas contemporáneos en un mundo donde hay cada vez más maldad. Obsérvese que después de enseñar a los nefitas las consecuencias de sus pecados, Jacob dirigió la atención de ellos al Salvador. Enseñó que por la gracia de Cristo tenemos el poder de vencer el pecado y la debilidad, y consecuentemente preguntó: “¿Por qué no hablar de la expiación de Cristo…?”. Al hacerlo, obtenemos “conocimiento de una resurrección y del mundo venidero” (Jacob 4:12). Entonces podemos lograr un mayor aprecio por la dádiva que el Salvador nos ofrece de la redención del pecado y de la muerte.

Sub tema: El Señor desea que yo magnifique mi llamamiento.

Para Jacob, enseñar la palabra de Dios era más que una asignación que había recibido de su hermano: era un “mandato del Señor”; por lo que él trabajaba diligentemente para “magnificar [su] oficio”
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó que magnificamos nuestros llamamientos “cuando servimos con diligencia, cuando enseñamos con fe y testimonio; cuando inspiramos, fortalecemos y cuando edificamos convicciones de rectitud en aquellos cuyas vidas podemos bendecir” (véase “Magnifiquemos nuestro llamamiento” Liahona, julio de1989, pág. 58).

El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, puso la intención de Jacob en perspectiva: “Jacob parece haberse comprometido especialmente a presentar la doctrina de Cristo. Dada la cantidad de espacio que dedicó a su testimonio de la expiación del Salvador, Jacob claramente consideraba que esta doctrina básica era la más sagrada de las enseñanzas y la más grande de las revelaciones.
“‘Tuvimos muchas revelaciones y el espíritu de mucha profecía’, dijo Jacob, ‘por tanto, sabíamos de Cristo y su reino, que había de venir. “‘Por lo que trabajamos diligentemente entre los de nuestro pueblo, a fin de persuadirlos a venir a Cristo… “‘Por tanto, quisiera Dios… que todos los hombres creyeran en Cristo y contemplaran su muerte, y sufrieran su cruz, y soportaran la vergüenza del mundo’ [Jacob 1:6–8]. “Ningún profeta del Libro de Mormón, por temperamento o testimonio personal, parece haber llevado a cabo esta obra de persuasión con más fidelidad que Jacob. Desestimó las alabanzas del mundo, enseñó una doctrina directa, sólida y hasta dolorosa, y conoció personalmente al Señor. El suyo es un clásico ejemplo del Libro de Mormón de un joven que decidió sufrir la cruz y soportar la vergüenza del mundo en defensa del nombre de Cristo. La vida, incluso durante los años difíciles en los que vio que la iniquidad de Lamán y Lemuel llevó a sus padres adoloridos a la tumba, nunca fue fácil para este primogénito del desierto” (Christ and the New Covenant, 1997, págs. 62–63).

Hermanos ¿Por qué sirvió Jacob con tanta fidelidad? ¿Qué le inspira su ejemplo a hacer para magnificar sus llamamientos de la Iglesia y sus responsabilidades en casa? Compartan sus impresiones del espíritu con  nosotros en los comentarios.

Sub tema: El Señor se deleita en la castidad.

Leemos en Jacob capítulo 2 los versos 5 al 9.

Mas he aquí, escuchadme y sabed que con la ayuda del omnipotente Creador del cielo y de la tierra, puedo hablaros tocante a vuestros apensamientos, cómo es que ya empezáis a obrar en el pecado, pecado que para mí es muy abominable, sí, y abominable para Dios.
Sí, contrista mi alma, y me hace encoger de vergüenza ante la presencia de mi Hacedor, el tener que testificaros concerniente a la maldad de vuestros corazones.
Y también me apena tener que ser tan aaudaz en mis palabras relativas a vosotros, delante de vuestras esposas e hijos, muchos de los cuales son de sentimientos sumamente tiernos, bcastos y delicados ante Dios, cosa que agrada a Dios;
y supongo que han subido hasta aquí para oír la agradable apalabra de Dios; sí, la palabra que sana el alma herida.
Por tanto, agobia mi alma el que sea constreñido, por el estricto mandamiento que recibí de Dios, a amonestaros según vuestros delitos y agravar las heridas de los que ya están heridos, en lugar de consolarlos y sanar sus heridas; y a los que no han sido heridos, en lugar de que se adeleiten con la placentera palabra de Dios, colocar puñales para traspasar sus almas y herir sus delicadas mentes.
En       lugar  de       enseñar        “la       palabra         que     sana   el alma herida” (Jacob 2:8) o pronunciar “la placentera palabra de Dios” (versículo 9), Jacob se sintió obligado por el Señor a tratar un tema que, lamentablemente, habría de “agravar las heridas de los que ya [estaban] heridos” (versículo 9). En ocasiones es necesario que un líder del sacerdocio use palabras directas y desafiantes al llamar a los miembros de la Iglesia al arrepentimiento. El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, describió el difícil equilibrio necesario para enseñar la verdad de forma tanto sensible como valiente: “De hecho, Jacob dedica gran parte de diez versículos enteros a disculparse por tener que hablar sobre ciertos pecados y por el lenguaje que tiene que emplear al hacerlo. Señala que esto lo hace con ‘seriedad’, sintiendo que lo ‘agobia el peso de un deseo y afán mucho mayor por el bien de [las] almas [de sus oyentes]’ (Jacob 2:2–3). Conociéndolo como lo conocemos, nos sorprendería que hubiese dicho lo contrario. “Escuchen el tono triste de estos pasajes —literalmente hay pesar en ellos—, en los que con empeño procura lo que para él siempre ha sido un asunto de determinación total: la firme lealtad a Dios y Sus mandamientos. “‘Sí, contrista mi alma, y me hace encoger de vergüenza ante la presencia de mi Hacedor, el tener que testificaros concerniente a la maldad de vuestros corazones… “‘Por tanto, agobia mi alma el que sea constreñido, por el estricto mandamiento que recibí de Dios, a amonestaros según vuestros crímenes y agravar las heridas de los que ya están heridos, en lugar de consolarlos y sanar sus heridas; y a los que no han sido heridos, en lugar de que se deleiten con la placentera palabra de Dios, colocar puñales para traspasar sus almas y herir sus delicadas mentes’ (Jacob 2:6–7, 9.) “Todavía ni siquiera hemos empezado el discurso en sí cuando ya sentimos que, de forma real, esta audaz e inflexible forma de predicar es casi tan dura para Jacob como lo es para los culpables de entre el público. Pero tal vez así debe ser siempre, y quizás por eso es que Cristo al predicar era con frecuencia un ‘varón de dolores’. Los mandamientos se tienen que guardar; el pecado se tiene que reprochar. Sin embargo, aun posturas tan osadas como ésas se tienen que tomar con compasión; incluso el más severo de los profetas debe predicar desde lo profundo de un alma sensible” (“Jacob the Unshakable”, en Heroes from the Book of Mormon, 1995, págs. 39–40).

Leemos en Jacob capítulo 3 verso 10

Jacob 3:10
Libro de Mormón
10 Por tanto, debéis recordar a vuestros hijos, cómo habéis afligido sus corazones a causa del ejemplo que les habéis dado; y recordad también que por motivo de vuestra inmundicia podéis llevar a vuestros hijos a la destrucción, y sus pecados serán acumulados sobre vuestra cabeza en el postrer día.


Jacob 2:31–35
Libro de Mormón
31 Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.
32 Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.
33 Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición, aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.
34 Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debíais haber hecho.
35 He aquí, habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas. Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros. Y a causa de lo estricto de la palabra de Dios que desciende contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.


¿De qué forma son similares estas consecuencias a las que ve que produce la inmoralidad en el mundo actualmente? ¿Qué nota en las palabras de Jacob que podría servirle para enseñar la importancia de la castidad a un ser querido? ¿De qué manera ha sido bendecido(a) por esforzarse por ser casto(a)?

Observe que Jacob también habló sobre el tema de tener más de una esposa. ¿Qué encuentra en 
Jacob 2:23–30 que le ayuda a entender por qué, en limitadas situaciones, el Señor ha mandado a Su pueblo a practicar el matrimonio plural? ¿Cómo se siente Dios en cuanto a los que lo practican sin Su autorización?

Jacob enseñó          claramente  que     el         Señor no       quería           que los nefitas practicaran ninguna forma de matrimonio plural, y declaró que el varón debe tener una sola esposa, a menos que el Señor mande lo contrario (véase Jacob 2:27–30). En nuestra época, el presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) pronunció la postura de la Iglesia en lo referente al matrimonio plural: “Deseo exponer categóricamente que esta Iglesia no tiene absolutamente nada que ver con la gente que practica la poligamia; ellos no son miembros de esta Iglesia. La mayoría de ellos nunca han sido miembros y están violando la ley civil; saben que infringen la ley y están sujetos al castigo de la ley. La Iglesia, naturalmente, no tiene jurisdicción alguna en este asunto. “Si a alguno de nuestros miembros se le sorprende practicando el matrimonio plural, se le excomulga, lo cual constituye la pena más seria que la Iglesia puede imponer. Los que tal hacen no sólo contravienen directamente la ley civil, sino que quebrantan la ley de esta Iglesia. Uno de nuestros Artículos de Fe es irrevocable para nosotros y dice: ‘Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley’ (Artículos de Fe 1:12). No es posible obedecer y desobedecer la ley al mismo tiempo… “Hace más de un siglo, Dios reveló claramente a Su profeta Wilford Woodruff que la práctica del matrimonio plural debía suspenderse, lo cual significa que ahora está en contra de la ley de Dios. Incluso en los países en los que la ley civil o la ley religiosa permite la poligamia, la Iglesia enseña que el matrimonio debe ser monógamo y no acepta entre sus miembros a los que practican el matrimonio plural” (Liahona, enero de 1999, pág. 84).

Puedo reconciliarme con Dios por medio de la expiación de Jesucristo.
Jacob exhortó a su pueblo a reconciliarse “con [Dios] por medio de la expiación de Cristo” (Jacob 4:11). ¿Qué cree que significa esto?
Los escritos de Jacob nos ayudan a entender algo importante sobre la ley de Moisés y el Antiguo Testamento. De Jacob 4:5 aprendemos que los profetas del Antiguo Testamento antes de la época de Jacob sabían que Cristo y el Padre eran dos seres separados, y que correctamente adoraban al Padre en el nombre de Cristo. Las palabras de Jacob indican que la ley de Moisés era mucho más que meramente una ley de mandamientos estrictos y códigos legales, como sostienen algunos académicos modernos. La ley de Moisés daba testimonio de Jesucristo y guiaba a los justos a la santificación por medio de la expiación de Jesucristo.

Hermanos piensen en las siguientes preguntas ¿Qué ha proporcionado Dios para dirigirlo hacia Cristo? ¿Cómo se vale usted de esas cosas para acercarse más a Dios? Dejen sus respuestas en los comentarios, seguro que a más de uno le servirá saber lo que usted ha hecho para seguir fiel a sus convenios hechos cuando se bautizó.

Podré evitar la ceguera espiritual si me centro en el Salvador.
Cuando Jacob procuró que su pueblo se volviera más plenamente al Señor, él les advirtió que no fueran ciegos espiritualmente y no despreciaran las “palabras de claridad” del Evangelio (véase Jacob 4:13–14). El élder Quentin L. Cook advirtió contra problemas similares en nuestros días: “Hoy día existe la tendencia en algunos de nosotros de ‘traspasar lo señalado’ en vez de mantener un testimonio de los principios básicos del Evangelio. Hacemos esto cuando sustituimos las verdades del Evangelio con las filosofías de los hombres, cuando nos volvemos fanáticos… o ponemos las reglas por encima de la doctrina. El evitar esos comportamientos nos ayudará a evitar la ceguera y los tropiezos teológicos que describe Jacob” (“Traspasar lo señalado”, Liahona, marzo de 2003, pág. 22).
El         presidente   Marion G. Romney (1897–1988), de la Primera Presidencia, explicó lo que quiere decir “aconsejar al Señor”: “Ahora bien, no creo que haya muchos miembros de la Iglesia que a sabiendas sigan la persuasión del mundo o su propio consejo en lugar de escuchar al Señor; sin embargo, cuando no nos mantenemos al tanto de lo que aconseja el Señor, tendemos a poner nuestros propios consejos en el lugar de los de Él. De hecho, no tenemos más opción que seguir nuestros propios consejos cuando no sabemos cuáles son las instrucciones del Señor” (“Seek Not to Counsel the Lord”, Ensign, agosto de 1985, pág. 5).

Jacob 4:14–18.

“Traspasar lo señalado”

• Cuando servía entre los Setenta, el  élder  Dean L. Larsen explicó que los israelitas de la antigüedad “trajeron sobre sí grandes aflicciones” porque “se pusieron en graves peligros en lo espiritual porque no estaban dispuest[os] a aceptar principios de verdad que son básicos y sencillos y porque se interesaron en ‘cosas que no podían entender’ [Jacob 4:14] y que les intrigaban. Parece que padecían de un supuesto refinamiento y una arrogancia que les daba un falso sentido de superioridad sobre los que les llevaban las ‘palabras de claridad’ del Señor. Ellos traspasaron la marca de la prudencia y es obvio que no pudieron mantenerse dentro del círculo de las verdades fundamentales del Evangelio que son un cimiento para la fe. Deben de haberse complacido en asuntos hipotéticos y especulativos que les empañaron las verdades fundamentales del Espíritu. Al dejarse seducir por esas ‘cosas que no podían entender’, perdieron la comprensión y la fe que tenían en el poder redentor de un verdadero Mesías, y el propósito de la vida se les volvió confuso. El estudio de la historia de Israel confirma las afirmaciones de Jacob” (véase Liahona, enero de 1988, pág. 10). • 
El élder Neal A. Maxwell  explicó cómo en la  actualidad se puede evitar “traspasar lo señalado”: “Esta increíble ceguera que llevó a que se rechazaran las verdades dichas por los profetas y que impidió que se reconociese quién era en realidad Jesús, según Jacob, ocurrió por ‘traspasar lo señalado’. Los que en aquel entonces pasaron más allá de lo sencillo, de los profetas, de Cristo y de las enseñanzas simples esperaron en vano, así como lo hacen ahora, ya que sólo el evangelio de Jesucristo nos enseña de las cosas como realmente son y como realmente han de ser” (“On Being a Light”, discurso pronunciado en el Instituto de Religión de Salt Lake, 2 de enero de 1974, pág. 1).

Leemos en:

Jacob 4:8–18
Libro de Mormón
¡He aquí, grandes y maravillosas son las obras del Señor! ¡Cuán inescrutables son las profundidades de sus misterios; y es imposible que el hombre descubra todos sus caminos! Y nadie hay que conozca sus sendas a menos que le sean reveladas; por tanto, no despreciéis, hermanos, las revelaciones de Dios.
Pues he aquí, por el poder de su palabra el hombre apareció sobre la faz de la tierra, la cual fue creada por el poder de su palabra. Por tanto, si Dios pudo hablar, y el mundo fue; y habló, y el hombre fue creado, ¿por qué, pues, no ha de poder mandar la tierra o la obra de sus manos sobre su superficie, según su voluntad y placer?
10 Por tanto, hermanos, no procuréis aconsejar al Señor, antes bien aceptad el consejo de su mano. Porque he aquí, vosotros mismos sabéis que él aconseja con sabiduría, con justicia y con gran misericordia sobre todas sus obras.
11 Así pues, amados hermanos, reconciliaos con él por medio de la expiación de Cristo, su Unigénito Hijo, y podréis obtener la resurrección, según el poder de la resurrección que está en Cristo, y ser presentados como las primicias de Cristo a Dios, teniendo fe y habiendo obtenido una buena esperanza de gloria en él, antes que se manifieste en la carne.
12 Y ahora bien, amados míos, no os maravilléis de que os diga estas cosas; pues, ¿por qué no hablar de la expiación de Cristo, y lograr un perfecto conocimiento de él, así como el conocimiento de una resurrección y del mundo venidero?
13 He aquí, mis hermanos, el que profetizare, profetice al entendimiento de los hombres; porque el Espíritu habla la verdad, y no miente. Por tanto, habla de las cosas como realmente son, y de las cosas como realmente serán; así que estas cosas nos son manifestadas claramente para la salvación de nuestras almas. Mas he aquí, nosotros no somos los únicos testigos de estas cosas; porque Dios las declaró también a los profetas de la antigüedad.
14 Pero he aquí, los judíos fueron un pueblo de dura cerviz; y despreciaron las palabras de claridad, y mataron a los profetas, y procuraron cosas que no podían entender. Por tanto, a causa de su ceguedad, la cual vino por traspasar lo señalado, es menester que caigan; porque Dios les ha quitado su claridad y les ha entregado muchas cosas que no pueden entender, porque así lo desearon; y porque así lo desearon, Dios lo ha hecho, a fin de que tropiecen.
15 Y ahora el Espíritu me impulsa a mí, Jacob, a profetizar, porque percibo por las indicaciones del Espíritu que hay en mí, que a causa del tropiezo de los judíos, ellos rechazarán la roca sobre la cual podrían edificar y tener fundamento seguro.
16 Mas he aquí que esta roca, según las Escrituras, llegará a ser el grande, y el último, y el único y seguro fundamento sobre el cual los judíos podrán edificar.
17 Y ahora bien, amados míos, ¿cómo será posible que estos, después de haber rechazado el fundamento seguro, puedan jamás edificar sobre él, para que sea la principal piedra angular?
18 He aquí, amados hermanos míos, os aclararé este misterio, a no ser que de algún modo se debilite mi firmeza en el Espíritu, y tropiece por motivo de mi gran ansiedad por vosotros.

¿Qué podemos hacer para centrarnos en el Salvador y evitar la ceguera espiritual?

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