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¿Seguimos al Profeta? Cambios recientes.



Hola! Como bien sabemos queridos hermanos, desde antes que entrara en funciones el nuevo profeta del Señor,  se han hecho cambios significantes para la iglesia. Junto con estos cambios se han levantado un sin fin de comentarios, unos a favor, otros en contra y los que están  neutros ante estos cambios para no entrar en intercambios de ideas o puntos de vista.

Cabe mencionar que Doctrina SUD, LDS. Básica y Profunda sostiene al profeta actual.  Con una distinción peculiar por parte del creador de este Blog, pagina y canal de Youtube. La cual consiste en orar siempre cuando haya cambios para saber si esta de acorde a la voluntad de nuestro Dios y comparar con las escrituras, escritos de profetas antiguos y modernos.

El dueño de este Blog y quienes apoyan este proyecto creemos que no hay pecado alguno en no aceptar  a ciegas los cambios actuales en la iglesia. Creemos que podemos saber por el poder del Espíritu Santo la verdad de todas las cosas y esto incluye la confirmación de que los cambios son para el progreso de la iglesia.

Doctrina SUD, LDS. Básica y Profunda no insta a ir en contra de los oráculos vivientes de Dios, pero si invitamos a investigar, meditar y preguntar a Dios si sus profetas y lideres son guiados por el. Invitamos a orar por ellos para que no caigan en apostasía.

Invitamos fuertemente a seguir al profeta del Señor, escuchar y leer con atención para no ser engañados, si hay problemas para conciliar los nuevos cambios en las ordenanzas,  formas de administras y ministrar les invitamos a orar al señor tal cual nos invita Moroni.


Cuando el Señor inspira a ciertos hombres y los envía a cualquier generación, hace responsable a esa generación del modo como reciba el testimonio de Sus siervos.



Es indispensable que todos los miembros de la Iglesia ejerzan sus poderes de razonamiento y reflexión, y comprendan a conciencia por qué deben seguir el curso que Dios nos indica. Nuestro Padre que está en los cielos desea obediencia inteligente por parte de Sus santos. Él nos ha dado el albedrío para pensar y actuar según nuestra consciencia, por propia volición (Voluntad), para obtener nosotros mismos un testimonio de Él con respecto a la veracidad de los principios que Él enseña, y luego ser firmes e inquebrantables en la ejecución de todo lo que sea necesario para la salvación.



Espero que mis hermanos y hermanas sientan el deseo sincero de sostener a la Presidencia de esta Iglesia con su fe, sus obras y oraciones, y no permitan que lleven solos toda la carga, mientras que nosotros los santos evadimos la responsabilidad. Si lo hiciéramos, no seríamos dignos, no seríamos dignos de nuestra posición de élderes de Israel, de padres y madres de Israel. Que cada uno ponga su grano de arena; y si corregimos nuestras necedades y ponemos en orden nuestra casa y hacemos lo correcto, entonces haremos algún bien y ayudaremos a levantar un poco la carga que llevan los que dirigen… Es penoso para el [Presidente de la Iglesia] ver que hay personas que son imprudentes y siguen un camino que las conduce a la destrucción, que no están dispuestas a seguir sus consejos ni a obedecer las doctrinas que él enseña. Pero cuando ve que la gente está dispuesta a obedecer el consejo sabio y a tratar de santificarse ante el Señor, se siente fortalecido y sostenido.



Tenemos el privilegio de vivir de tal modo que el Espíritu de Dios nos testifique la verdad de cualquier revelación que provenga de Dios por la boca de Su Profeta que guía a Su pueblo; y cuando el Profeta que dirige presenta una doctrina o un principio, o afirma “así dice el Señor”, siempre ha sido mi regla aceptarlo plenamente aun cuando esté en conflicto con mi tradición o mis puntos de vista, sabiendo muy bien que el Señor revelará la verdad a Su Profeta, a quien ha llamado para dirigir Su Iglesia, y no a mí. Y la palabra del Señor por medio de Su Profeta es ley para mí.

De acuerdo con la antigua práctica, aprendemos que los [pastores] siempre iban delante y preparaban el camino, a fin de saber anticipadamente si había algún peligro y tener tiempo de salvar a las ovejas. Si se permite que [las ovejas] corran delante del pastor, es probable que los lobos las ataquen y las destruyan; y si los miembros de este reino tratan de ir adelante o de cruzarse en el camino de sus líderes, respecto a cualquier asunto, en el momento en que lo hagan estarán en peligro de ser atacados por los lobos.
Éste es un tema sobre el cual he pensado mucho y he adquirido en mi experiencia algo de conocimiento provechoso al observar la conducta de los hombres y siempre ha sido el caso que, cuando actuaron en contra del consejo de sus líderes… invariablemente han caído en un enredo y han salido perdiendo.
En los días de José se vio a hombres que sacaban a colación principios, y leían y enseñaban y recomendaban teorías de las que el Profeta decía: “No está bien, eso no es verdad”. Aquellos hombres seguían discutiendo, manteniendo su posición; escribían en defensa de sus teorías aunque el Profeta las condenaba, y decían: “No tenemos fe en su teoría ni en el sistema que nos presenta”.
En el preciso momento en que un hombre hace eso, está en oposición al siervo de Dios que está autorizado para dirigir el camino hacia la vida y la salvación. Esto es algo que los élderes deben evitar a toda costa. La realidad es que hay muchas cosas que se enseñan en la edificación de este reino que nos parecen extrañas y contrarias a nuestras tradiciones y que tienen como objeto probar a los hombres. El hermano José empleó una gran variedad de métodos para probar la integridad de las personas y enseñó muchos conceptos que, de acuerdo con la tradición, requerían la oración, la fe y un testimonio del Señor antes de que muchos de los santos pudieran creer en ellos…
Con respecto a oponernos a cualquier hombre que haya sido nombrado para dirigirnos, diré que nunca debemos hacerlo, sean cuales sean nuestros sentimientos y puntos de vista sobre el tema, en lo que se refiere a las tradiciones y la educación que tengamos.Cuando una persona comienza a criticar y cuestiona acerca de esto, eso o aquello y dice: “¿Acaso parece que esto o aquello es lo que el Señor ha dictado?”, puede uno saber que tal persona tiene, en mayor o menor grado, el espíritu de apostasía. Toda persona en este Reino o sobre la faz de la tierra que procure en su propio corazón salvarse a sí misma, tiene que ocuparse en trabajar tanto como esté a su alcance hacer sin poner en duda lo que no sea cuestión suya. Si logra salvarse a sí misma, habrá ocupado muy bien su tiempo y su atención. Procure cada uno ser digno y preocúpese en que el pecado y la insensatez no se manifiesten con cada nuevo día (DBY, 83). Muchos parecen concebir la idea de que son capaces de señalar cómo deben enseñarse principios que nunca se han enseñado. No se dan cuenta de que, en el preciso momento en que dan lugar a esta fantasía, el Diablo se apodera de ellos y los conduce a senderos de maldad; aunque ésta es una lección que deberían haber aprendido hace mucho tiempo, muy pocos la aprendieron en los días de José (DBY, 77–78).Ustedes habrán conocido hombres que, mientras se hallaban en la Iglesia, eran activos, sagaces y llenos de inteligencia; pero después de apartarse de ella se les ha reducido el entendimiento, se les ha ofuscado la mente y todo se ha vuelto un misterio para ellos, y concerniente a las cosas de Dios, han pasado a ser como el resto del mundo que piensa, espera y ruega que tal cosa y otra sean como ellos dicen, pero nada saben al respecto. Ésta es, precisamente, la posición de aquellos que dejan esta Iglesia; se vuelven a las tinieblas, son incapaces de evaluar, concebir o comprender las cosas tal como son. Llegan a ser como el borracho que piensa que nadie mejor que él puede beber licor y que él es la única persona sobria en el vecindario. Los apóstatas piensan que todos los demás están equivocados, mas no ellos (DBY, 84).

Hemos podido leer que los profetas son quienes nos guían, aun así,  debemos ser prudentes, debemos meditar, evaluar y cuando sea confirmada X verdad o cambio en la iglesia debemos ser firmes en aceptarla y defenderla.









La invitación de confiar en el Señor no nos exime de la responsabilidad de saber por nosotros mismos. Esto es más que una oportunidad; es una obligación, y es una de las razones por las que se nos envió a la tierra.
A los Santos de los Últimos Días no se les pide que acepten a ciegas todo lo que oyen; se nos alienta a pensar y a descubrir la verdad por nosotros mismos; se espera que meditemos, que busquemos, que evaluemos y que, mediante ello, lleguemos a un conocimiento personal de la verdad.
Brigham Young dijo: “Me preocupa que esta gente confíe tanto en sus líderes y que no trate de preguntar a Dios por sí misma si tales líderes están siendo dirigidos por Él. Temo que se conformen con vivir en un estado de ciega certidumbre… Todo hombre y toda mujer debe saber, mediante la inspiración que el Espíritu de Dios les conceda, si sus líderes están… andando por el camino que el Señor les señala”



El Espíritu Santo es un revelador; es el Consolador que nos enseña “la verdad de todas las cosas; [quien] conoce todas las cosas y tiene todo poder de acuerdo con la sabiduría, la misericordia, verdad, justicia y juicio”26.
El Espíritu Santo es un guía cierto y seguro para ayudar a los seres humanos que buscan a Dios al navegar por las aguas muchas veces turbulentas de la confusión y la contradicción.
El testimonio de la verdad que brinda el Espíritu Santo está disponible para todos. Todos los que procuren conocer la verdad, que la estudien en la mente27, y que “[pidan] con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, [conocerán] la verdad… por el poder del Espíritu Santo”28.
Y el don adicional e indescriptible del Espíritu Santo está al alcance de todos los que se hacen acreedores de Él mediante el bautismo y al vivir dignos de Su compañía constante.

NOTAS:

Sigamos al Profeta viviente



Cómo evitarla apostasía personal

¿Qué es la verdad?



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