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Cómo utiliza la Iglesia de Jesucristo los diezmos y donaciones


La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días usa los diezmos sagrados y las generosas donaciones de sus miembros en su labor mundial de amar a Dios y al prójimo. A la luz de varios artículos publicados recientemente en los medios de comunicación y que han tergiversado el método de la Iglesia, proporcionamos el siguiente resumen.



La Iglesia se ha comprometido a ayudar a los pobres y a los necesitados.

 Latter-day Saint Charities es un programa mundial que beneficia principalmente a quienes no son Santos de los Últimos Días. En momentos de necesidad y en otras emergencias, colaboramos con muchas organizaciones mundiales, tales como la Cruz Roja, para brindar ayuda. El presidente Russell M. Nelson habló recientemente acerca de algunas de estas iniciativas. Esto representa solo una pequeña parte de lo que la Iglesia gasta en el cuidado de los necesitados. El informe anual más reciente refleja que la organización humanitaria de la Iglesia, desde su creación en 1985, ha donado más de 2200 millones de dólares en ayudas a 197 países. Además, a través del programa de bienestar de la Iglesia, los líderes de las más de 30 000 congregaciones de esta fe ayudan regularmente a hombres, mujeres y niños con comida, alojamiento y otras necesidades temporales, ayudas que representan miles de millones de dólares más.
La Iglesia construye templos y conecta a las familias a través de la historia familiar.

La Iglesia está centrada intensamente en el principio doctrinal de conectar a las familias a través de las generaciones. Esta labor espiritual se realiza en los 217 templos anunciados o en funcionamiento, una labor apoyada por la organización de historia familiar sin fines de lucro de esta Iglesia, FamilySearch, que también ofrece gratuitamente sus recursos genealógicos a todos.
La Iglesia proporciona espacio para la adoración y reunión de sus miembros.

La Iglesia debe financiar las propiedades, la educación y los programas de actividades para sus 30 500 congregaciones. Los centros de reuniones también sirven como espacios para capacitación comunitaria, investigación de historia familiar y respuesta en caso de emergencia.
La Iglesia apoya un programa misional mundial.

Actualmente, más de 65 000 misioneros Santos de los Últimos Días están predicando las buenas nuevas de Jesucristo en todo el mundo, una labor que requiere un gran apoyo económico por parte de la Iglesia, más allá de las contribuciones personales o de las familias de los misioneros. Esta religión cuenta aproximadamente con 400 misiones, que incluyen casas de misión, departamentos, oficinas y automóviles, todo ello financiado por la Iglesia.
La Iglesia invierte en educación. 
La Iglesia cree que tanto el aprendizaje secular como el espiritual son eternos, e invierte recursos económicos significativos en educación. El programa de Seminarios e Institutos de la Iglesia proporciona instrucción religiosa diaria a unos 400 000 estudiantes de escuela secundaria y a 300 000 estudiantes universitarios cada año. La Iglesia proporciona oportunidades de recibir educación superior en todo el mundo a través de su extenso programa PathwayConnect, que allana el camino hacia un título universitario para aquellos con oportunidades o recursos limitados. La Iglesia administra numerosas universidades y un colegio universitario de negocios que prestan servicio a unos 93 000 alumnos.
“El hecho de que la Iglesia de Jesucristo haya sido capaz de financiar el funcionamiento de centros de reuniones, templos, instituciones educativas y obra misional, y a la vez acumular reservas para las épocas difíciles que puedan venir, es un modelo que debe ser celebrado e imitado por los gobiernos y otras instituciones en todo el mundo”, escribe el editor de una sección de opinión.
La Iglesia sigue los mismos principios financieros sólidos que enseña a sus miembros. Evita las deudas, vive de acuerdo con un presupuesto y se prepara para el futuro. No resulta sorprendente que en las páginas del Wall Street Journal recientemente se haya elogiado la sólida economía de Utah, en parte debido a “la cultura predominantemente [Santo de los Últimos Días], que fomenta virtudes pasadas de moda, tales como la frugalidad, la postergación de las satisfacciones y las familias estables”.
D. Michael Quinn, un académico que publicó una historia de 600 páginas sobre las finanzas de la iglesia en 2017, resumió sus conclusiones como “una historia que promueve la fe en gran manera”. Declaró a un reportero de un periódico que si los Santos de los Últimos Días pudieran disponer de “una perspectiva más amplia, respirarían aliviados y verían que la Iglesia no es un negocio con fines de lucro”.
“Sí, la Iglesia ahorra e invierte su excedente”, concluye un columnista de la página editorial de Deseret News, “pero también ayuda a reducir en gran manera la deuda de alumnos universitarios, da a los pobres sin tener en cuenta su origen y apoya uno de los programas de bienestar no gubernamentales más importantes del país. Lo más importante, es que hace todo esto sin que se enriquezcan quienes están a su cabeza”.
Los fondos sagrados donados por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son una expresión de fe, devoción y obediencia a la ley bíblica del diezmo, así como del deseo de edificar la Iglesia de Jesucristo al vivir los dos grandes mandamientos de amar a Dios y al prójimo.
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